jueves, 30 de marzo de 2006

Generalidad XI (Que lo multiplique el viento)

Introducción al mantra que abre horizontes y llena los ojos de corrientes marinas:

Rebullo a veces en los recuerdos y veo viejas fotografías color sepia de las tierras extrañas en las que imaginaba aquellos cuentos que leía de niño. Lugares desde los que me hablaban voces sorprendentes que persisten con tonos que inventa mi memoria.
Había lianas creo (disculpad, pero invento al recordar), monos aulladores, playas blancas de arena de coral, manglares, humedales mefíticos, tatuajes de henna, aborígenes de papúa, sillas de montar con herrajes en plata y noches coloniales de luna llena.
Expandiendo la mente, los sentidos que todo lo experimentaban ilusoriamente, imaginando colores y olores. Que diferente, que igual de las geografías locales que en estos días nos constriñen y nos identifican como orgullosos paletos de casino.
¿Recordáis que sonidos había en aquellas palabras que resonaban en el aire, aromas de cacao, de tierra húmeda, del estiércol de las aves de colores, de las flores raras entre las que bailábamos hace veinte años?
Hagámoslo otra vez con la eufonía de estos bellos nombres, bellos sustantivos, hermosos animales.

Mantra que abre horizontes y llena los ojos de corrientes marinas:

Pronuncien en silencio, en voz queda y dejen salir el recuerdo lentamente expirando las palabras: Vendrán aromas nuevos con las corrientes del Caribe, de la Florida, de las Antillas, de las Bahamas, de la Guinea, del Golfo de Méjico, del Atlántico Norte, de las Azores. Vendrán con la subtropical del Mar del Norte, con la del Alisio, con la Atlántica de Noruega, con la de Spitzbergen, con la de Nueva Zembla, con la de Litke, la de Irminger, con la occidental de Groenlandia, la del Labrador, del Sur, la del Brasil, del Cabo de Hornos, de Benguela, con la de Kuro Shio, la de Oya de Shio, la de las islas Kuriles, la de las Aleutianas, la de Kanchatka, la de Alaska, la de la California, la de Australia, la del Perú, la de la costa oriental de África, la de Mozambique, del Mar Indico, de las Agujas, la del Antártico.

Respiren hondo y abran los ojos. El mundo se ha expandido un poco. Disfrutemos un momento antes de calarnos de nuevo la boina (que tan elegantemente llevaba mi abuelo Arturo sobre su bigote cano) y regresar al terruño.
Y si ha de dar algún fruto, que lo multiplique el viento...

martes, 7 de marzo de 2006

Antecedente XV (El olvido)

Espera un poco. No te encojas. No huyas. No trastabilles.
No te escondas en tus quehaceres. No te cohíbas tras el mundo.
No abandones a tus deseos huérfanos de tus voluntades.
No proscribas los sueños, bulbos de las realidades breves.
Deja que Dios actúe en ellos, que diga por tu voz oclusa.
Proveerá ese milagro secreto de tu vida.
Espero que de mi vida también.
Y verás que Dios sólo acaricia en lo oculto de las cosas.
No se exhibe como las muchachas desnudas en las playas,
Dios no tiene prisa en quemar sus horas
Dios no tiene tiempo de muerte.
Todo en él es espacio en el que olvidamos y yacemos.
Pasamos extenuados por el ojo de tu aguja, porque eres tiempo curvo de dioses,
carne curva de Dios, piedra y sangre de Dios, sueño irracional colectivo.

Danos la guerra febril de la carne furibunda.
Déjame que me recuerde que antes que las galaxias fueran, yo era en ti o eso dicen.
Pavor tengo que llegue el instante, la frenética hora
cuando me ponga corito, sentina, indefenso y solo frente a los malvados.
Porque es mi duda del propio ser y mi negación a la duda misma.
Es mi nihilismo contra la fe y mi fe contra todos mis nihilismos.
Contra todos vosotros sabandijas glaucas. Propias y ajenas.
El se protege de ti y de mi con su silencio de domingo de gloria.
De ti y de mí, nimios enemigos que se miman al herirse.
¿A dónde te escondiste, jorobado del cielo de falsas gárgolas?
¿En aquel desierto donde cantan las mezzohuríes desnudas de sueños de machos cabrios?
Días de fiesta, días de luto, días de polvo, día de prosa.
De galeotes que vigilan al capitán con navajas en las pupilas.

El te ha escogido, necio, antes de que pudieras suicidarte
El aguarda por ti como un idiota perfecto que salta de ternura en ternura.
Incandescente de juncos.
Paciente como la madre loca, más tenebrosa y terrible que las rosas muertas.
El es el sueño de David antes de robar la esposa del general
- Yo te lamerá de mirra si me dejas.
Se ha suicidado triangularmente en el padrenuestro por nosotros.
Veinte siglos al cubo. Veinte siglos a la velocidad de los cometas
No hay poder como la política de Dios.
No hay mercado que se mantenga en su contra postmodernamente.
No hay relojes eternos que marquen la hora de sus días.
No hay pensamiento que lo abarque.
Ni poema que te desborde líricamente.
Porque eres mucho más que la falsaria eternidad de mi instante.

Es mejor que los filósofos que callan
Quien lo ha oído titubea. Quien lo sospecha desde niño, teme que sea cierto.
Como un disparo en el rostro de la madre.
Estamos fatigados de la fiebre, pero él se ríe con ella.
Y te obsesiona con el sol de las mañanas.
Su distancia lo protege de si mismo, creado en las mentes de los exploradores de Dios.
Se manifiesta integro cuando le salivan y le blasfeman bellamente.
Se muestra en los tumores que se expanden.
Se defiende en el desentendimiento de nuestra fe.
Y nos besa los labios como enamorado de nuestras voces.
Levantando la voz en medio de nuestra bellamente edificada nada.
¡No desesperes porque acudirá sostenedor, rápido y loco cuerdo y absurdo brillante!
¡Estamos seducidos por la carne de madero!
¡Seducidos por el olvido de Dios!