lunes, 19 de marzo de 2007

La vida congruente

El cantante comprometido bebe güisqui de veinticuatro años mientras escribe sus nuevos ripios libertarios. De pronto, mirando su colección de antigüedades religiosas le recorre la espina un inoportuno escalofrío burgués, pero lo desecha pronto al ver reconocida su conciencia de clase en el hecho de que los hielos del vaso son de agua del grifo. Los cubitos de manantial se le han olvidado en el congelador y suspira satisfecho del olvido claramente freudiano desde su cogorza altamente creativa.
El periodista, y perdón por el insulto, estrella; vocero de la modernidad más aséptica y bien pensante, da lecciones a las masas sobre el comportamiento justo, cool, veraz y eficazmente trendy con los inmigrantes a los que conoce perfectamente desde los cristales tintados de su berlina de cien mil euros. En dos ocasiones ha comprado la farola. Una de ellas incluso mandó al asistente a hacerlo.
La bella modelo que no salta de la piltra de sabanas de lino egipcio por menos del salario medio interprofesional anual nos alecciona con su sonrisa de dentista de las bondades de usar aerosoles respetuosos con la madre Gaia.
Conozco a quien preside una pimpante oenegé que aboga por un comercio más justo y solidario que en sus vacaciones al África negra regatea el occidental euro hasta la nausea. Pero los apartamentos se llenan de cabezas de ébano y de cojines con telas ugandeses, eso sí. La multiculturalidad, ¡Ah! La multiculturalidad.
La muchacha con la que comparto barra en el bar se mete entre pecho y espalda el tercer JB con coca cola. Light, eso sí, por no engordar. No vayamos a disgustar al “personal trainer” a los precios que se gasta.
La publicidad que nos circunda muestra a hombres hirsutos que se afeitan y a nínfulas de pasarela desayunando cereales de régimen. Los velludos y gordos aún no tienen “prime time” ni "corner" en la semana fantástica del Corte Inglés.
Ateos de salón disfrutan epatando a la Conferencia y ríen del papanatismo meapilas de los cristianos, esa raza casi extinta. Ellos están por encima de las falsedades ambiguas de los conceptos de moralidad. Próximos al superhombre tienden a levitar y casi lo sienten si se esfuerzan un poco. Pero sin haberse puesto de acuerdo, todos se cuidan bien de no criticar a los musulmanes. Pero no seamos mal pensados, hay que ser tolerante con una religión de la que no se dispone de la información suficiente.
Los cineastas de cuota vomitan un antiamericanismo que aún hoy da glamour en este osario en que se viene convirtiendo intelectualmente esta Europa nuestra. Pero sueltan moco verde de babosa cuando recorren las alfombras rojas de Hollywood y demuestran orgullosamente lo aprovechadas que han sido las clases de inglés.
El jefe cuyo trabajo se limita a contestar el outlook, pasar los gastos de la pitanza y guiar a su tropa en confusos círculos balbucientes gana cada año el equivalente de una hipoteca media. Los acólitos que varean la lana ajena y arrastran su propia quincalla alimentan, cuidan, dan prez y sacan brillo al amo que les lanza altramuces confundiendo lealtad con idiotez.
Las amas de casa subvencionadas y holgazanas (si mi madre hubiera sido un poco menos pava...) cacarean en el desayuno a voz en cuello mientras se atizan el “curasán” plancha o las tostadas con mermelada de “melogotón”. El café con sacarina. Más uno y menos uno. Cero. ¿No?
A lo lejos, en el futuro, veo a los consejos de administración plagados de necios de cuota, a los “Siete samuráis” prohibidos en las programaciones públicas por no respetar la paridad de género y al “Manantial de la doncella” borrado de las prácticas de creación fílmica en las escuelas de cine por sexista y violento. Se librará afortunadamente la "Guerra de las galaxias". Siempre pensé que C3PO era claramente un transexual reprimido. Tanta cortesía no podía ser normal.

viernes, 16 de marzo de 2007

Generalidad XIX

La Administración Pública está constituida por organismos vórtice cuya física organizativa es tendente a la entropía máxima y que presenta al tiempo una energía centrífuga nula.