lunes, 2 de enero de 2012

Antecedente XXXII


Mantengo mi orgullosa ceguera como parte de mi misantropia. No veo como lo veis los demás, pero lo que veo es particularmente mío. Veo mal, es cierto, borroso, pero es mi particular modo de hacerlo. 
Mi mundo se puebla de lo inconcluso, de lo inexistente, de lo irreal. Si algo me asusta simplemente me quito las gafas y no existe. Nada avergüenza ya, nada puede hacer daño.
Y desde esta oscuridad relativa busco lo que no es lacónico, lo que está cerca de lo increíble, lo que sorprende, lo terrible, lo solitario. 
El resto es fundamentalmente vulgaridad y atonía. Y el tiempo son solo espacios vacios entre el momento extraordinario y el próximo que vuelva a serlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también quiero quitarme las gafas y que desaparezca el mundo.

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

Jajajajaja. Ya quisiéramos tener un poco de la ceguera de Fernando.