tag:blogger.com,1999:blog-117713282024-03-23T19:20:37.309+01:00Antecedentes y GeneralidadesImpúdica bitácora privada de literatura y pensamientoFernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.comBlogger159125tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-12199339606590039732015-04-30T16:39:00.003+02:002015-04-30T16:39:22.517+02:00Antecedente XXXIII
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y aquella noche, las pupilas, se dilataron sin voluntad propia cuando
probé el sabor primero de tus labios perfectos. Fue la sorpresa de lo sobradamente
conocido y al tiempo inopinado. Fue como regresar a un lugar inconscientemente
olvidado pero que siempre estuvo en la realidad más somnolienta. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Había sabores a viento cálido, a algas azules, a humo de fogata
de moraga en agosto e incluso al fijarme atentamente, a juegos de niños,
ruidosos y turbulentos. Y el gusto en los míos, al cabo de un tiempo, era lento
en su olvido y dulce y salado al tiempo.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Te rozo, ahora, apenas desde la niebla, amable y dulce árbol y
un estertor recorre arriba y abajo, arriba y abajo, mi espalda recordándome que
es cierto lo que dicta el corazón, aunque la parte razonable de mí mismo se
niegue a creerlo por inmerecido e increíble.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Te reflexiono en voluta de opio los domingos y las fiestas de
guardar, droga estanca que es hoy mi único poso. Ensoñación en duermevela, perforación
en mi vida razonable y esperada, aún no decidí si dolorosa, pero siempre
sorprendente, maravillosa, nueva, inalcanzable aunque te tenga en la punta de
mis dedos, pero siempre embriagadora y especiada a cúrcuma, a jengibre y a
canela. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Te mostraré, si nos dejamos amor mío, los túmulos donde yacen felices e
inconscientes los descarnados besos nonatos que no son nunca mercenarios,
porque no podrían serlo. Diseminaré tus largas pestañas negras sobre suelos
losados de sorpresa ante tanta perfecta simetría. Ante tanta sorprendente
casualidad especular. Tanta, que pasma y parece orquestada por algún ser
imaginario, extraño y juguetón.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y el espectro de la siempre esquiva felicidad, ese fantasma
cariñoso que pende desvaído del escote de tu blusa, es incorpóreo como un guiño
neblinoso pero se deja ver en muchos momentos de un tiempo a esta parte y tiene
sedas engarzadas, y manos llenas de caricias asustadas y luminosas.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es el sentido de lo que fue sin ser y se resiste a no ser, siéndolo
ya. Son posibles pasados que, sepultos y no natos, agonizan y reviven a cada
instante. Y son futuros sorprendentes que brillan en los dedos y acarician tus
ojos de miel. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #333333; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y las sombras, leves matices de lo corpóreo, se asemejan en lo
sutil a las caricias que se dan sentidas en pasado, con la certeza de lo
conocido, de ese hogar confortable en el que nunca has estado, pero del que
jamás has salido. Porque es como regresar a casa.</span></span></div>
Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-75509493083083257932014-08-14T14:07:00.001+02:002014-08-14T14:08:09.285+02:00De como el futuro de Europa se juega en Ucrania<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Siempre
me han gustado las visiones idealizadas sobre el futuro. Reconozco el encanto
de la utopía. Y lo digo sin ninguna ironía, como lo haría con la demagogia. Es difícil
no sucumbir a las visiones que solucionan problemas globales, complejos y, a
menudo, enquistados por largo tiempo. Tienen además la ventaja imbatible de la
frescura, de la novedad libre de deudas y compromisos y de apelar, a menudo, a
aspectos nobles y elevados. Meter las manos en el barro es siempre menos estético.
Aparentemente.<span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es
la vieja dicotomía de los grandes-meta relatos liberadores, del espíritu de Rousseau
frente a la visión triste de Hobbes. Probablemente falsos ambos si se analizan
de manera excluyente. Pero reconozco, eso desde luego, como decía Sampedro, la
utilidad utópica como norte estelar, como marca en el camino a seguir más que
como destino realmente alcanzable.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Creo,
y por tanto lamento en consonancia con lo anterior, que desde hace años, muchos
de los líderes políticos occidentales y de sus legiones de asesores han optado
por asumir un entorno posmoderno donde la fuerza queda arrinconada en algún
poco digno rincón del baúl de la historia para dar paso a un juego de
influencias culturales, de alianzas bienintencionadas y básicamente, de redes
de intereses económicos. Y el problema de la ausencia de estrategia frente a
los problemas reales queda patente una y otra vez.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y creo,
desafortunadamente también, que aún no estamos preparados para la utopía y
muchos focos actuales de conflicto internacional, así nos lo demuestran con tozudez.
Podíamos hablar de Siria, de Gaza, de Irak, pero quiero detenerme en el
conflicto entre Rusia y Ucrania y todo lo que desvela la respuesta occidental
al mismo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es
claro que Europa no sabe qué hacer ante la campaña que Rusia ha desatado contra
Ucrania. Primero segregando la Península de Crimea y ahora animando un
movimiento secesionista en los territorios del este y sur del país, que tienen
una considerable proporción de población rusófila. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Lo
que está ocurriendo no deja de ser un movimiento más de lo que Putin venía
anunciando con claridad desde hace años y que tenía el precedente de lo
ocurrido en Georgia. Rusia tiene un problema crónico de imposible solución: una
desproporción entre población y territorio agravada por la ausencia de
fronteras naturales seguras (situación está que comparte, por cierto, con la
expansionista Alemania y obviamente le diferencia con claridad de los Estados
Unidos). <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Este
hecho les ha impulsado a tratar de adelantar las fronteras como medida
preventiva de seguridad. Siempre lo han hecho así. Podemos acusarles de neuróticos,
de imperialistas o de los que nos parezca más adecuado en base a nuestro estado
de ánimo, pero tras las experiencias de Napoleón y de Hitler en los dos últimos
siglos, conviene ser algo más respetuosos con el sustrato emocional colectivo ruso
y desde luego, no eliminarlo de un golpe con un adjetivo simplificador.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El
eje formado por los territorios comprendidos entre el mar Báltico y el mar
Negro podría ser considerado como el istmo que une la península Europa al continente
asiático. Una franja de terreno que actuaría como el foso que ayuda a contener
al hipotético enemigo, pero también como el puente que permite a Rusia
reivindicar su condición de potencia europea y por tanto, su derecho a
participar en los grandes debates del Viejo Continente. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El
eje Báltico-Mar Negro fue parte del Imperio de los zares. La Unión Soviética lo
perdió tras el fin de la Primera Guerra Mundial, pero lo recuperó ampliamente
tras la Segunda Gran guerra añadiendo un nuevo margen de seguridad que
adelantaba sus líneas hasta el corazón mismo de la Europa continental. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La
descomposición de la URSS devolvió la libertad política a estos países y aquella
perdió estos territorios o al menos su control sobre ellos. Y lo que está
sucediendo frente a nosotros de manera evidente es que, una vez más, Rusia
trata de recuperarlas mediante la intimidación y la fuerza. No hay nada nuevo
ni sorprendente, salvo quizás, la ceguera de Occidente. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Putin
no deja de ser fiel a sí mismo y a la historia de su país. Es un nacionalista convencido
que se resiente de la humillación de la derrota y de la perdida de una parte
importante de lo que él y muchos otros rusos consideran suyo. Se siente dolido
porque Estados Unidos y sus socios europeos no cumplieran el compromiso verbal
del primer Bush de no avanzar sus líneas hacía el Este y acogió con lógica ironía
el precedente de Kosovo como ejemplo de lo que se podía hacer con las fronteras
de un tercero cuando conviene a una gran potencia. Y en ello están.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El Gobierno
ruso ensayó una nueva política de acoso en Georgia y le salió gratis. Y ahora lo
repite en Ucrania con más decisión, porque sabe que Estados Unidos carece de
estrategia. Trata de evitar verse comprometido en nuevos conflictos y lo
necesita en Siria e Irán. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En
cuanto a los europeos, están más divididos que nunca antes desde el tratado fundacional
de Roma. La implantación del euro ha dividido en dos (por ser optimista) al viejo
continente. La desconfianza ha impedido su pleno desarrollo institucional y la
suma de déficits, de deuda y el estancamiento que ha producido la actual crisis
crea fundadas dudas sobre el futuro de la eurozona. ¿Cómo no va aprovechar Rusia
una oportunidad como esta? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Lo
realmente grave es la evidencia de que ni Estados Unidos ni Europa tienen algo
parecido a una estrategia común. Por el contrario, lo que estamos viendo es una
re-nacionalización de sus políticas, cada uno por su lado de modo descoordinado.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y Rusia
juega fuerte aunque es débil. Su economía depende de los hidrocarburos que previsiblemente
van a sufrir una caída constante de demanda y precios los próximos años (sus
clientes a medio plazo pueden cambiar de fuente de suministro). La corrupción y
la ineficacia son características estructurales de un estado que se presenta
como democrático, pero que está lejos de serlo. Su sociedad no se siente
satisfecha, pero disfruta de estos actos de prepotencia, de estos ejercicios de
humillación a Occidente. Y así, Putin, maneja la política exterior con fines
domésticos, populistas y demagógicos que refuerzan su posición. Y está lejos de
estar loco, como a veces se dice, buscando dar una respuesta de nuevo completa y
simplista a un problema mucho más complejo. Mide sus pasos, calcula riesgos,
evita acciones puramente militares y trata de disfrazar sus maniobras como
respuesta ante el clamor de poblaciones maltratadas. Lo hizo, como digo, en
Georgia y lo está practicando de nuevo en Moldavia y Ucrania. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Europa
despierta a disgusto de su letargo de “laissez faire” utópico, reconociendo que
la inacción en Georgia dio alas a Rusia y que el riesgo de que continúe en los
estados bálticos es real. Son la pieza más septentrional del eje Báltico-Negro,
con importantes poblaciones rusófilas en su interior (incrementadas los últimos
años de manera claramente interesada). <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y si
eso llegara a suceder ya nada podría ser igual, porque los tres estados forman
parte de la Unión Europea y la Alianza Atlántica. Ya nadie podrá decir que no
estamos obligados a actuar porque son nuestros aliados. Y aunque algunos
analistas se han apresurado a reconocer quenas países no irán a la guerra con
Rusia por Estonia, es mucho más fácil decir que asumir sus posibles consecuencias.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Rusia
está poniendo a prueba la propia existencia tanto de la Alianza Atlántica como
de la Unión Europea. La recomposición de un consenso estratégico en el seno de
ambas organizaciones es uno de los grandes retos van a determinar nuestro
futuro inmediato. <o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%;">Fijar
una política real común y mantenida que disuada a Rusia de seguir adelante y
que, al tiempo ayude a dotarnos de un necesario proyecto común, económico y de
seguridad es condición sin la cual el actual entramado institucional se vendrá
abajo y es un lujo que no deberíamos permitirnos.</span></div>
Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-11334450181956988302013-12-17T09:26:00.002+01:002013-12-17T09:26:47.268+01:00Generalidad LVII (Algunas reflexiones sobre el procesos de externalización de servicios públicos)
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<br /><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Como Estado, llevamos algún tiempo inmersos en procesos de externalización de servicios públicos de manera más o menos explícita y, todo hay que decirlo, de modo más o menos exitoso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">A menudo y simplificando de manera extrema, el único (y no menor) beneficio que se esgrime es el de la eficiencia económica. Es decir, el principio motor es la idea de que si dejamos que las fuerzas económicas actúen libremente en la prestación de los servicios que hasta ahora prestaba el Estado, en cualquiera de sus avatares, el servicio se prestará sin merma de calidad y con un ahorro económico sustancial. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">El tema no es menor, ya que parte de dos consideraciones implícitas a cual más grave. A saber: que los servicios tal cual los conocemos se prestan con un conocido y mal mesurado nivel de ineficacia y dos, que el único medio factible del que disponemos es poner a jugar el libre mercado en su aprovisionamiento y distribución. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Dejando de lado la bondad y neutralidad de los propios procesos de externalización, aspecto prolijo y que no forma parte de la atención que quiero reclamar en estas breves líneas, me gustaría poner sobre la mesa solo algunos resultados que caben esperarse de estos procesos y que sin ánimo de ser concluyente, me agradaría compartir para la reflexión. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde un punto de vista macroeconómico y admitiendo, tal vez de manera algo ingenua, que el objetivo primario es la búsqueda de la eficiencia estatal, no podemos obviar y debemos analizar más el hecho de que aparecerán resultados indeseados que deberíamos buscar contrarrestar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">En primer lugar, algo obvio: Es más que esperable que dichos procesos favorezcan la creación en el medio plazo de oligopolios que concentren la prestación de determinados servicios. La propia creación de estos operadores oligopolísticos, salvo que gestionemos en sentido contrario e integremos el tejido productivo local en dicho proceso, redundará previsiblemente en la destrucción del pequeño operador local en una economía con fuerte presencia y dependencia del mismo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">No quisiera parecer que esté diciendo que este efecto sea malo en sí mismo. De hecho uno de los problemas de nuestro modelo económico ha sido secularmente no haber dispuesto nada más que de un puñado de empresas con el tamaño suficiente para abordar los procesos de internacionalización. Lo que quiero apuntar es que este proceso sea, una vez más en nuestra historia reciente, fruto de un proceso irreflexivo y sea más un “outcome” que un “output”, por usar terminología anglosajona. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Externalizar como método de ahorro en periodos de contracción presupuestaria como los que vivimos no debería implica necesariamente la privatización de las tareas públicas. Frente a la actuación estatal, la externalización siempre debería tener un carácter excepcional que exige una justificación objetiva para cada una de ellas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Por eso, antes de cada una de ellas (y no siempre es así de manera clara) hay que establecer la necesidad específica de esa medida que no puede ni debe basarse exclusivamente en evitar los defectos y carencias de la Administración. En cada caso concreto, el concepto de externalización debería describir con el mayor detenimiento la utilidad o utilidades del proceso y definir con claridad los objetivos del mismo, no limitándose a esgrimir motivos económicos generales de difícil análisis prospectivo y lo que es peor, sin ningún tipo de asunción responsable en una decisión de gestión a menudo trascendente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">De otro lado, y avanzando, parece necesaria la creciente importancia que debieran tener de los órganos de control externo del sector publico (de los que con franqueza no disponemos creados a tal efecto) y el consiguiente gasto derivado de su incremento: cuanto más diversos y complejos se hacen los nuevos modelos de externalización y financiación, más importantes son las entidades fiscalizadoras que muestran objetivamente las ventajas y desventajas de esos modelos y, por tanto, puedan ofrecer recomendaciones sobre la actuación para el futuro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Este aspecto es fundamental en nuestro modelo nacional y no deberíamos posponerlo nuevamente. En demasiadas ocasiones hemos sufrido, y sufrimos, la imposibilidad de disponer de auténticos organismos independientes, fruto de la creciente policitación de nuestra modelo, entre otras causas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde un punto de vista de análisis microeconómico y centrándonos solo en la eficiencia de la gestión, los descuentos por volumen son de muy difícil cuantificación una vez transferida la externalización y, al tiempo, la perdida de personal propio dificulta, cuando no impide, la incorporación de nuevo conocimiento, situándolo solo en la empresa o empresas que hayan resultado adjudicatarias que, obviamente y salvo que así se especifique y se controle de modo posterior, tan solo estarán interesadas en la prestación de un servicio que maximice su beneficio económico. Lo que es, por cierto, absolutamente razonable y lícito. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">De otra parte, resulta evidente que el Organismo Público concreto no obtiene ventaja en el largo plazo, o lo hará de manera muy difícilmente controlable, del abaratamiento de los costes de la tecnología, del que se aprovecharán los propios proveedores de servicios, y que en muchos casos los ahorros no vienen de realizar una labor más eficiente, sino de realizar negociaciones contractuales más exitosas e imaginativas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">En resumen, los posibles riesgos de estos procesos presentan, a mi juicio, una triple vertiente: la dependencia de un único proveedor o de un pequeño grupo oligopolístico que se incrementará con el paso de los años, la pérdida paulatina del “know how” sobre las funciones o servicios externalizados, dificultando la marcha atrás si fuera necesario y finalmente, el riesgo de que la elevadas tasas de rotación del personal del proveedor pueden provocar problemas para el mantenimiento o desarrollo de los servicios prestados, así como los niveles de cualificación por debajo de los esperados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Tratar de contrarrestarles desde los momento más incipientes de sus procesos debería ser algo que atendiéramos en mucha mayor medida y que formara parte de modo obligatorio en el propio documento de intenciones de los diferentes proyectos, junto con las métricas de medición y los órganos independientes de fiscalización y gestión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm -14.55pt 0.0001pt -1cm; text-align: center;">
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<!--EndFragment-->Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-90577915615838469882013-10-21T18:35:00.003+02:002013-12-11T19:04:51.743+01:00Generalidad LVI (La Adm. de Justicia como catalizador económico)<!--[if gte mso 9]><xml>
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<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: center; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-align: justify;">“<i>Ante una tarea tan esencial como la que al Poder Judicial corresponde, es
evidente la necesidad de una reforma que parta de un sincero y explícito
reconocimiento: la actual organización judicial española no corresponde
adecuadamente a las necesidades de una Administración de Justicia moderna y
eficaz. Está, por lo mismo, necesitada de una sistemática y completa puesta al
día.”</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La cita anterior, podría haber sido pronunciada por cualquiera que haya
ejercido alguna competencia en la administración de Justicia española en los
últimos años. Es más, podría perfectamente aparecer impresa en la próxima
edición de cualquier periódico y pensaríamos que forma parte del mensaje
político más actual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Sin embargo, está fechada en un mes de septiembre del ya lejano año de 1978
y fue pronunciada por Landelino Lavilla que, en aquel momento era, a la sazón,
Ministro de Justicia, en el acto de apertura del año judicial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Que la administración de justicia es la asignatura que hemos pospuesto
colectivamente en su necesario proceso de modernización, es algo tan reiterado
que se ha convertido en ese tipo de lugar común que comienza a tener el
descrédito de lo que largamente se anuncia y no se cumple.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Treinta largos años después, estamos en un punto aparentemente similar al
que señalaba el Ministro: necesidades de reforma en las desfasadas plantas
judiciales, necesarias modificaciones en procedimientos obsoletos e inyección
de medios materiales y personales que situé en la vanguardia al único poder del
estado que sigue manejando herramientas tecnológicas inadecuadas, en contraste
con los sistemas de elecciones populares, la Hacienda Pública, el Catastro, la
Tesorería General de la Seguridad Social y últimamente, la Dirección General de
Tráfico, por solo citar algunas de las mas conocidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En nuestro descargo, podríamos argumentar que en la actualidad, la
Administración de Justicia debe abordar los esfuerzos de modernización en uno
de los escenarios económicos más adversos de las últimas décadas. Y obviamente,
puede aparecer la sensación de desánimo y de innecesaridad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero, muy al contrario, este contexto debería ser un estímulo para
continuar el camino iniciado e incluso, reforzarlo, y no para ralentizarlo. Las
consecuencias de no hacerlo de este modo podrían ser nefastas para nuestra economía.
Y ese, y no otro, es el eje central de estas líneas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En los últimos años, la relación entre lo que hemos llamado el
funcionamiento eficiente de la Administración de Justicia y el desarrollo
económico de los diversos estados nacionales, ha llamado la atención de los
muchos economistas, así como de buena parte de los organismos internacionales
de crédito. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Sin embargo, hasta hace bien poco, no ya los diferentes actores económicos,
sino los propios ciudadanos, se habían mantenido alejados (salvo algún
desafortunado y trágico incidente que, de tanto en tanto, situaba a la Justicia
en la actualidad), pensando, tal vez, que se trataba de una cuestión técnica
ajena a sus actividades diarias y, en cierta forma, politizada. Necesaria, pero
lejana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero la crisis en la que nos debatimos tratando de escapar de un temido
periodo de recesión, sitúa nuevamente la acción de la Justicia y su potenciador
impacto económico en una completa actualidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Cabría preguntarse, antes de nada, si merece la pena el esfuerzo. Dicho de
otro modo, cuánto y, sobre todo, cómo (si es que lo hace) incide la acción de
la Justicia sobre la economía. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pues bien, en esta línea, estudios de la OCDE, estiman que la existencia de
seguridad jurídica y su adecuado funcionamiento, puede llegar a incidir hasta
un 15% en el crecimiento del Producto Interior Bruto nacional. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En países de nuestro entorno, donde afortunadamente no hablamos tanto de
seguridad jurídica como de eficiencia en el procedimiento, el porcentaje se sitúa
en valores mucho menores, entre un 1% y un 1,5%. Pero, ¿quien renunciaría en
este momento a un incremento que superaría ampliamente los 10.000 millones de
euros? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Para avanzar con el argumento, demos estos datos como razonables y
convengamos, al menos, que parece evidente que nos encontramos frente un tema
al que merece la pena prestar una cierta atención, aunque solo fuera desde el
punto de vista utilitario. Obviando, por mera simplificación, lo que es
evidente: Que la existencia de un sistema judicial óptimo es esencial en la
vida del país, muy por encima de estas conclusiones prácticas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Parece, por tanto, que mejorar nuestra Administración de Justicia, hacerla
más eficiente, tiene efectos beneficiosos en la economía. Parece simple, ¿no?.
Hagámoslo, podríamos decir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero antes de lanzarnos por este camino algo atolondrado, hagamos un breve
receso y antes de hablar del cómo, hablemos un poco del qué. ¿Que queremos
decir con eso de una Justicia eficiente? Simplificando al máximo, una justicia
eficiente seria aquella que respondiera las siguientes objetivos básicos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: -18.0pt; text-justify: inter-ideograph;">
<!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="line-height: normal;"> </span></span></div>
<ul>
<li><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-indent: -18pt;">Procedimientos
centrados en lo esencial: Resolución del conflicto y no el seguimiento de un
“ceremonial litúrgico” procesal.</span></li>
</ul>
<ul>
<li><span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-indent: -18pt;">Resolverlo del
modo más rápido posible.</span></li>
</ul>
<ul>
<li><span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-indent: -18pt;">Hacerlo al
menor coste para las partes y para la sociedad en su conjunto.</span></li>
</ul>
<ul>
<li><span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-indent: -18pt;">Transmitir a
los involucrados y a terceros el mensaje claro de no impunidad.</span></li>
</ul>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: -18pt;">Inducir que el
sistema judicial sea utilizado sólo cuando no haya otro mecanismo capaz de
proporcionar igual resultado o hacerlo con un menor coste social, tratando de
rebajar el proceso de judicialización incremental en el que hemos entrado desde
la pasada década y que amenaza con colapsar el sistema en un plazo no muy
lejano.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Muy simple, es cierto, pero nos puede bastar como idea para centrar el qué
y regresar al cómo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En la fase en la que nos encontramos actualmente (evaluar y
modernizar tecnológicamente los sistemas judiciales), nuestra propuesta es de
nuevo, engañosamente simple: cuestionarnos si los sistemas judiciales que
estamos diseñando, lo están siendo precisamente para alcanzar esos objetivos
que acabamos de enumerar en cinco puntos. Siendo honestos, creo deberíamos
convenir, en que salvo contadas y honrosas excepciones, la respuesta es
negativa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En el momento actual debemos cuestionarlo todo, porque precisamente estamos
en una encrucijada en la que no deberíamos permitirnos errores. Estamos en una
encrucijada que puede ralentizar nuestro crecimiento décadas, como sucedió con
la Alemania de entre guerras o mas recientemente con Japón y en la actualidad, previsible
y fatalmente con Grecia. Debemos pararnos y cuestionarlo todo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y esto es especialmente grave porque no hacerlo del mejor modo posible, nos
lleva a hipotecar el futuro inmediato. Y ello es así, porque la
incidencia de la Justicia sobre la economía, que hemos solo enunciado, tiene
que ver con su influencia sobre la producción y los negocios en general. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y esto es fácil de observar, porque cuando hablamos de procedimiento
judicial, lo hacemos de elementos tan comunes como la protección de los
derechos de propiedad, la fuerza legal y la coerción judicial a los contratos,
de los costos de las transacciones, de la influencia de las expropiaciones, del
costo económico de las dilaciones en los señalamientos y del excesivo uso del
recurso, etcétera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Ahora bien, si admitimos que en toda economía de mercado, como la nuestra,
la mayor parte de las inversiones son actos jurídicos, en los sistemas
institucionales deficientes la incertidumbre ocasionada por la inseguridad
jurídica excede y relega a los tradicionales elementos de incertidumbre
(fluctuaciones del mercado, coyuntura, materias primas, tipos de cambio,
avances tecnológicos, etc.), por lo que se podría concluir que a mayor
seguridad jurídica, a mayor eficiencia en el procedimiento, se produce una mayor
capacidad de crecimiento económico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y el tema de la eficiencia interesa para determinar algo tan básico como analizar
si los recursos, humanos y materiales, son suficientes o correspondería
incrementarlos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Es más, antes de ello, deberíamos analizar si estamos ante un problema de
falta de recursos o es más un tema de productividad, que puede verse
ampliamente mejorado con el uso de tecnologías de la información, como ya ha
sucedido en muchos otros ámbitos, tanto privados o públicos con anterioridad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="font-family: Verdana, sans-serif; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Reducir, por tanto, la incertidumbre, mejorar la eficiencia y modernizar
tecnológicamente (con elementos que por cierto, y esta es una magnífica
noticia, son ya viejos en otros ámbitos) es una prioridad que no podemos
permitirnos el lujo de posponer como nación otra década más.</span><span style="font-family: Calibri;"><o:p></o:p></span></span></div>
<!--EndFragment-->Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-58086434197325776392013-01-17T13:42:00.000+01:002013-01-17T13:46:39.801+01:00Generalidad LV (Una necesaria renovación moral)<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Empecemos con
algo que gusta por igual a la mayoría de los políticos y directivos de
compañías privadas que conozco: el lugar común. Ese amigo de los niños, que
diría el bueno de mi amigo Justo. Vamos a ello: Vivimos tiempos convulsos. Ya
está dicho. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Muchos factores
hay que expliquen este panorama, la mayor parte de ellos económicos es cierto,
pero no son ni mucho menos los únicos, ni por supuesto las razones primeras ni
las últimas. Se habla, entre otros y cada vez más, de la falta de ética o de la
ausencia de moralidad como uno de los elementos básicos en toda esta agitación.
Puede ser y creo probable que así sea. Pero como me siento incapaz de hablar de
temas morales con cierta solvencia y mínima autoridad, este no será el guion de
mi discursito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Definamos en
primer lugar de manera adecuada para tratar de entendernos. Convengamos en llamar
simplificadamente moral al conjunto de normas por las que el hombre se rige la
conducta en concordancia con la sociedad en la que habita y consigo mismo, y ética,
al estudio racional, entre otras cuestiones, de la propia moral.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Es decir, la
moral es algo así como la legislación rige el comportamiento y la ética, la ciencia
que trata de estudiarla. Por tanto, podemos decir que una idea es moral o
amoral respecto a un referente concreto, y por tanto cambiante, pero sería
ridículo definirlo como ético. Podríamos estudiar la conducta desde un punto de
vista ético, pero no definirlo con ese adjetivo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">En fin, yo
hablaré de algo más terroso y aparentemente sencillo. De la integridad. De esa
moralidad en pantuflas que, aunque sirve comúnmente como sinónimo de la misma,
baja a una cotidianeidad mucho más palpable y de manejo más simple. A menudo
resulta difícil definir una acción como inmoral, pero es mucho más sencillo
tacharla de ausente de integridad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Sobre aquello que
consideramos integro y damos en definirlo como tal, decía el norteamericano Stephen
L. Carter que hay tres elementos claves para tratar de definir este esquivo concepto:
Distinguir, mediante la reflexión y el análisis, lo justo de lo injusto; ser
capaz de actuar en consecuencia, aunque suponga un coste personal y finalmente,
declarar sin ocultación, la adhesión a lo que consideramos justo o simplemente correcto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Esta
definición, discutible sin duda, no deja de ser una referencia que me resulta
válida para avanzar en el tema, ubicando definitivamente a la integridad en los
dominios esquivos de la propia conciencia, de la propia e intransferible acción
reflexiva que nos lleva a distinguir lo correcto de lo que no lo es. Y aquí
radica lo difícil del proceso, el segundo y tercer paso (la actuación
consecuente y la declaración sin ambages) precisan de valentía, es cierto, de
grandes dosis de coraje, pero el primero requiere capacidad analítica, discernimiento
y un marco de referencia en la discriminación de lo óptimo (lo que nos llevaría
sensatamente al absoluto relativismo de la óptica híper racionalista de Nietzsche,
pero que vamos a descartar por lo complejo y estéril del debate a que me
precipita).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Admitiendo,
por tanto, la imperfección del discurso como necesario para el mínimo avance
intelectual, lo que resulta palmario es lo importante que resulta acertar en
esa primera fase reflexiva cuando sancionamos la corrección de una postura.
Tanto es así que uno puede perfectamente actuar con integridad pero haberse
equivocado por completo en el juicio previo. Pensemos en la idea de integridad
tan diferente que subyace en un régimen fascista o en la estructura de un ejército
o en una célula terrorista, por solo citar algunos ejemplos. Es más, si el
proceso de discernimiento es genuino y honesto, podíamos declarar a la persona
criminal o imbécil, pero desde su óptica concreta y la de su colectivo de referencia
podría ser perfectamente integra (al menos desde la virtual infinitud de
“integridades” a la que nos enfrentamos). Acertar es francamente difícil y
mucho más si lo sometemos al arbitrio del tiempo. La denuncia de un judío emboscado
en la Alemania de 1941 era un acto integro para la moralidad imperante, pero
desde la consideración posterior se ha convertido en una iniquidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">¿Hablamos, por
tanto, solo de integridad cuando la acción corresponde con el sentir de la
mayoría? ¿Es por tanto la acción integra necesaria de revisión permanente? Es
evidente me parece. El concepto de lo integro dos siglos atrás no se
corresponde exactamente con lo que hoy definiríamos como tal. Y lo mismo sucede
con culturas o marcos religiosos diferentes aún en el mismo tiempo histórico.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">La enorme
dificultad a la que nos aboca este proceso es a la tarea individual de tratar
de descarnar los zócalos mentales que nos sustentan y en ese proceso de
deconstrucción, buscar los mínimos valores compartidos (si es que existieran)
que permitan establecer un mínimo de integridad que podamos compartir al margen
de la temporalidad, la distancia y los referentes socio culturales. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">Parece, por
ejemplo, que la intuición, si es genuina, puede ayudar en el proceso de discernimiento.
En cierto modo, las actitudes consideradas integras (no olvidemos que la
integridad está enmarcada fundamentalmente en el campo de la acción mas que de
las ideas) lo son no por su esencia, sino por la aceptación por una
colectividad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">En cualquier
caso (y este es el elemento que me interesa), llama la atención aunque no tanto
tras lo expuesto en el párrafo anterior, que Carter dijera que la integridad es
cara (“expensive”), pero bien pensado hay que darle la razón: cuesta cara, es
casi un lujo. Más o menos, por la misma razón por la que la simple sinceridad
acarrea problemas, y es más rentable expresarse en términos de lo políticamente
correcto o como decíamos al principio en ese gran foro del lugar común. Se está
más aceptado por el colectivo y de modo contrario se inicia el frío y feo
camino de la exclusión social. Pero es un camino que no podemos dejar de
recorrer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Creo que
nuestras sociedades sufren una ausencia de referentes morales que venían
fundamentalmente de campos como la religión o la política. En los últimos tres siglos
nuestra civilización avanzó en la creación de una nueva moral, eminentemente racional
y laica, pero desde la última mitad del siglo pasado y con especial violencia
desde los ochenta, hemos dejado todo en aras de la laxitud de una moralidad
puramente económica. Y aunque su virulencia nos haya asustado tanto que hemos
empezado a incorporar elementos como la responsabilidad social corporativa o conceptos
como la sostenibilidad, la realidad es que en esencia la ausencia de límites
lógicos (o no tanto, pero límites al fin) que siempre ha supuesto los códigos
éticos, nos precipita a la jungla de la ley del más fuerte. Sin duda, el poder
económico, el poderoso caballero de Quevedo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">
Creo que
disponer de una nueva moralidad, digamos civil, sería algo bueno. Más que eso, necesario.
Obviamente revisable y mutable como toda moralidad. Pero es mejor una mala ley
que ninguna. Y en el mundo global que nos toca ya vivir, esto es básico. Lo
contrario nos está llevando a la repugnancia cada vez que leemos un periódico.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: large;">
Y para
terminar, otro lugar común. No tratemos de cambiar el mundo, cambiemos
nosotros. Aunque sea poco. Busquemos ser referentes de esa moralidad en
zapatillas, demostrar que es posible. Hagamos nuestra aquellas hermosas frases
del Cyrano de Rostand:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;"> <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
"- ¿Por qué
actúas así?<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
- Erré en el
camino, busqué el sendero apropiado a mi destino y lo encontré.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
- ¿Cual?<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
- Pues de
todos el más sencillo, decidí ser un hombre admirable, no un pillo.”<o:p></o:p></span></span>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-52316477118776836432013-01-04T13:58:00.001+01:002013-01-14T16:52:56.107+01:00Generalidad LIV<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">La inercia de las infraestructuras,
de las entretelas de una sociedad, eso que llamamos de manera común la vida
cotidiana, constituye una parte de lo que Hans Dieter Schäfer definió, hace algo más de treinta años, como la
conciencia disociada. Las cafeterías siguen ofreciendo café, la formación de
los escolares requiere estudio, las familias y amigos se congregan en las
celebraciones y el abuelo enfermo aún requiere que se le cuide. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Aun cuando sea evidente que en el
último lustro ciertos niveles de nuestra sociedad estén transformándose a un
ritmo vertiginoso, un número incontable siguen siendo exactamente como eran. Y
es nuestra propia vida diaria la que con su mecanicismo, su maquinal discurrir,
está impidiendo no solo que veamos la increíble
transformación de nuestra sociedad, sino impide, en cierto modo, una reacción
vivaz y poderosa. Algo que no deja de resultar llamativo. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">De otro lado, el mantenimiento
(incluso el fortalecimiento) de estructuras como la familia, la comunidad, del
tipo que sea, o de comportamientos sustitutivos como la caridad frente a la
solidaridad, por solo citar alguno, impide que seamos plenamente conscientes de
que avanzamos en una senda de honda escisión social y que está generando nuevos
grupos de excluidos y de pertenecientes. Que en definitiva, está cambiando la
propia esencia de las costuras que definen y mantienen cualquier colectivo, cualquier
sociedad: la definición de las características de inclusión al colectivo. La
propia integración social en definitiva.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: large;">El proceso de integración y de
exclusión existe en cualquier sociedad por el simple hecho de serlo. Y es
básico para entenderlas. La nuestra está haciendo dos cosas y a toda velocidad:
Modificar los procesos de exclusión y aún más grave, normalizarlos. Deberíamos
reflexionar algo más sobre ello.</span></div>
Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-27097789802607347092012-12-21T12:56:00.001+01:002012-12-21T12:56:45.674+01:00Generalidad LIII (El Declive del Estado-nación)
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">La construcción de los
Estados-nación en los siglos XIX y XX fue en buena medida, y no creo pueda
negarse, el resultado de logros extraordinarios de eso que hemos dado en llamar
de modo genérico “sector público”. La larga lista de éxitos incluye elementos
tan cruciales la educación universal, los distintos sistemas de pensiones así
como otras formas de ayudas y subvenciones económicas, la reducción
generalizada de los índices de pobreza, la construcción de redes y sistemas
eficientes de transporte como no se habían avanzado desde los tiempos del
imperio romano, las regulaciones sensatamente prudenciales de la actividad
económica y la promoción de la ciencia y la tecnología, por solo citar algunas.
Gracias al buen trabajo de los aparatos estatales, la población de estos países
amplió sus tasas de supervivencia, se redujo la miseria urbana, disminuyó
drásticamente la mortalidad infantil y muchas enfermedades endémicas fueron
eliminadas con masivos sistemas de vacunación que aún conservamos en nuestros
sistemas públicos de salud. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Cabe preguntarse como los estados
consiguieron tales éxitos, si la idea de eficacia y eficiencia en los
rendimientos de los insumos públicos no estaba siquiera esbozada. Hay múltiples
razones, pero buena parte de la respuesta tiene que ver, creo, con los
progresos que se dieron en la maquinaria de gobierno, y en particular en dos
aspectos sobre los que quiero centrarme: la introducción del sistema de mérito
en el empleo público y el presupuesto moderno. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Los gobiernos tuvieron éxito en
la construcción de los estados nacionales porque consiguieron atraer a los
mejores al servicio público y en segundo lugar porque, aunque de un modo que
ahora nos puede parecer simple, consiguieron establecer una estructura y un
límite a la estructura de gasto público al tiempo que se vinculaban estos con
la captación de recursos presupuestarios (y creando al tiempo una nueva importantísima
característica a la definición de ciudadanía: aquel que sostiene con sus
impuestos el aparato de prestaciones estatales al margen de cuestiones de raciales
o confesionales).<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Ambas características se
encuentran en declive y aunque los procesos son largos, la trascendencia de lo
que se apuesta es tal que merece unos minutos de reflexión. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">La función pública, amen de haber
perdido una ética en la prestación del servicio (dando por sentado que alguna
vez la tuvo heredada de aspectos ideológicos e incluso religiosos), ha sido
erosionada por poderosas fuerzas socioeconómicas, entre ellas la creciente
distancia entre la remuneración publica y las oportunidades en el sector
privado, la dependencia creciente en el mercado y en los contratistas privados
para la provisión de servicios públicos y el declive generalizado en la estima
que se tiene por los funcionarios públicos (tema este que en sí mismo merece
discusión aparte).<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Y el presupuesto se ha quedado
obsoleto desde dos ámbitos. Por un lado, no es un solo un contrato, ya que
desempeña otras funciones además de la asignación de los recursos públicos. Es
una apelación política a los votantes, una declaración de las ambiciones
gubernamentales, una guía de política económica, una base sobre la que
organizar las actividades y el trabajo gubernamental, un proceso para extender
las decisiones del pasado hacia el futuro y una forma de financiar las diversas
actividades públicas. Y de otro, aún con excepciones notables, los presupuestos
rara vez parten del rendimiento de las inversiones para la elaboración futura
de los mismos. Del mismo modo que no fijamos la retribución de los funcionarios
en base al rendimiento, o no responsabilizamos a los directivos públicos por
los resultados. Los esfuerzos por presupuestar en base al rendimiento casi
siempre fracasan, al igual que las reformas que intentan vincular salarios y
rendimiento. La contabilidad de costes es un requisito de esta versión ampliada
y necesaria del presupuesto por resultados y pocos gobiernos han invertido en
ello porque tienen pocos incentivos para hacerlo. Frente a lo que sucede en el
sector privado, no existe la necesidad de recuperar costes y raramente cobran
por los servicios en función del consumo realizado.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Lo anterior, junto con muchos
otros factores de influencia, ha generado una cultura del gobierno de la cosa
pública con débil nivel de asunción de responsabilidades, falta progresiva de
profesionalidad en la función pública e incremento de la corrupción, del tipo
que sea. Y lo que es peor, y es el nudo central de mi idea, la erosión del
propio Estado tal y como lo entendemos.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">El Estado-nación jugó un papel
crucial en la construcción de la democracia y el mercado actuales. El mundo
sería más pobre, menos democrático y los individuos menos libres y con menor
nivel de acceso a servicios públicos si el Estado no hubiera florecido en el
siglo pasado. No es una casualidad que el Estado-nación creciera en tamaño y
prominencia, al mismo tiempo que se expandieron los mercados y los individuos
ganaban en prosperidad y libertades. Pero, como otras instituciones antiguas,
el Estado se esta descomponiendo lentamente y la demanda de rendimientos, de
eficacias, ha dirigido la atención colectiva a sus disfunciones. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Los agravios de los ciudadanos
contra sus Estados-nación son formidables: se le acusa de estar distante de las
necesidades reales de sus ciudadanos, de hacer un diseño y una entrega uniformada
y despilfarradora de sus servicios, de haber creado una burocracia compleja y
fría, de tener procedimientos rígidos y complejos que inhiben el rendimiento y
se convierten más en fines que en medios, de ser insensible a las necesidades e
intereses de los ciudadanos, de estar mas dedicado al control formalista que a
los resultados y, más últimamente, de ser <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>incapaz de enfrentarse a las fuerzas de la
globalización que atraviesan y desgarran las fronteras de los Estados. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">La demanda contra el
Estado-nación por su bajo rendimiento descansa, en mi opinión, en dos
razonamientos: uno gerencial, de pura gestión y otro de tipo más político. El
primero nos aboca a nuevos medios de prestación de servicios y el segundo, a
nuevos esquemas de distribución del poder político. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">El problema del razonamiento político
es que todas las posibles alternativas al Estado-nación presentan un “déficit
democrático”, un eufemismo con el que disimulamos sus serias deficiencias. Y la
disyuntiva es si conviene sacrificar un poco (o quizás mucho) la democracia
política en el altar del rendimiento como un precio razonable para conseguir el
resultado deseado. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Este punto de vista que puede
parecer un tanto difuso es evidente y lo estamos viviendo con extrema nitidez
en la actualidad con las propuestas que nos llegan desde las nuevas
instituciones internacionales que se han auto-legitimado como nuevas formas de
gobernabilidad que carecen de requisitos elementales de la democracia política
(no hay más que pensar en el poder actual del FMI o del BCE sobre las vidas de
millones). Y también lo es desde la presión que sufren los Estados-nación desde
hace décadas para descentralizar los servicios entregando su control operativo
a los gobiernos regionales y locales. El argumento en defensa de la
descentralización es que los gobiernos nacionales están muy distantes y muy
sujetos al criterio de la única talla para acomodarse a las diferencias en
necesidades y preferencias más locales.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">¿Y el futuro más inmediato? La
rendición eficiente de resultados de los Estados-nación como derecho para las
personas que los conformen seguirá, a mi juicio, dos caminos diferentes: Uno es
el del reconocimiento de los derechos como parte de la ciudadanía y el otro la
asociación de estos derechos al poder de un cliente en una relación
contractual. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">El primero ve el rendimiento como
producto del trabajo de organizaciones publicas, el segundo lo trata a través
de la pura competencia de los mercados. Las dos fórmulas pueden coexistir, pero
el punto de equilibrio entre las dos puede variar considerablemente según los
países. En el mismo país algunos servicios pueden ser provistos simultáneamente
por el Estado y el mercado. Camino en el que estamos, en concreto España, claramente
embarcados.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">Y no hay que olvidar algo que es
un hecho indiscutible: el creciente distanciamiento de los ciudadanos de la
vida política en muchos países democráticos, bien porque los beneficios que se
esperan del Estado se consideran derechos adquiridos o porque se consideran
inadecuados o devaluados. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-size: large;">No es exagerado afirmar que en el
futuro buena parte del carácter del Estado-nación va a depender de cómo se
resuelva la tensión entre los modelos de cliente o ciudadano de estos derechos.
El Estado rendirá de forma diferente en función de que trate a las personas
como ciudadanos o como clientes. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En todo caso, el declive del Estado-nación empieza
aquí, en la conversión de los ciudadanos en clientes.</span></span>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-10511361501726402172012-12-14T12:02:00.003+01:002012-12-14T12:04:28.650+01:00Generalidad LII (La importancia global del conflicto Sirio)<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Vamos a hablar un poco de
geopolítica y así levantamos la cabeza de nuestro particular y macilento
pesebre. Leo en una publicación de la Brookings Institution, temas de futuro
francamente interesantes, que me gustaría compartir muy brevemente. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Que la orientación estratégica de
los Estados Unidos en cuanto a su política exterior se encuentra enfocada hacia
el Pacífico es algo evidente. No es casualidad que los tres primeros viajes de
Obama tras la relección hayan sido Myanmar, Camboya y Tailandia. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Y uno este hecho con un reciente
informe de la Agencia Internacional de la Energía que situaba a Estados Unidos
como la mayor potencia energética en menos de una década gracias a la
revolución de los hidrocarburos no convencionales. Según este informe, nada
cuestionable, en el año 2020 los EE.UU serán los mayores productores mundiales
de petróleo y de gas. La autosuficiencia energética es la coartada perfecta
para retirarse progresivamente del polvorín de Oriente Próximo, al que tanto
esfuerzo ha dedicado y con tan pocos réditos.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Poner, por tanto, foco a una de
las regiones con mayor crecimiento económico pero con fuertes tensiones
nacionalistas (no olvidemos los últimos problemas territoriales entre Japón y
China) exigen que se apueste por crear estructuras regionales de seguridad y
por reforzar aquellas que permitan la integración económica en nuevos mercados transfronterizos
asiáticos.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">El problema a fecha de hoy es constatar
si las tensiones de Irak, el eterno conflicto entre palestina e Israel, la crisis
de Irán y la guerra civil Siria, por solo citar los fundamentales, les permite
poder centrarse en los nuevos objetivos. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Y de todos ellos, el conflicto
sirio es, en mi opinión el más significativo, porque en él se están ensayando
los nuevos patrones del conflicto en la región que no deja de ser la lucha de
poder entre los musulmanes suníes y los chiíes. Los primeros representados por Arabia
Saudí, los Emiratos, Turquía y los hermanos musulmanes y los segundos,
básicamente por Irán y Hezbolá. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">De su evolución, se detraerá la
obligada posición de Rusia y China, tensando las relaciones en los polos de
poder regionales.<o:p></o:p></span></span></div>
Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-22347140319800034632012-07-24T13:05:00.002+02:002012-07-25T10:54:26.245+02:00Generalidad LI (La Transición Inacabada)<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es cierto que la dificultad de
acceso a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los mercados financieros se
inició fuera de nuestras fronteras. Admitamos también que no lo es menos que la
construcción europea nos ha pillado con el paso cambiado, a medio terminar, con
una política monetaria común y una inexistente política fiscal y económica. Es
verdad, y aún más importante, que en la última década se han incorporado
plenamente a la economía global tres quintas partes de la población mundial y
lo ha trastocado casi todo, desde la demanda energética y de materias primas,
hasta la propiedad de la deuda internacional y los tipos de cambio. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo esto es completamente
cierto, pero a la tormenta de fuera, hay que sumar nuestras propias y no
pequeñas goteras: Nuestro fortísimo apalancamiento en la financiación foránea,
nuestro modelo económico en sectores extensivos en mano de obra y baja
rentabilidad, nuestro juego irresponsable con las cosas de comer haciendo de la vivienda (el
tradicional ahorro del pobre patrio) el producto especulativo por excelencia, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>etcétera, etcétera.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Podíamos estar con la letanía
durante un mes, pero sabe a sopa de pobre y francamente estraga y aburre. Al
menos a mí. Nos dolemos del endeudamiento público y privado, de la factura energética,
del flaco papel del Banco Central Europeo, del modelo educativo y sus
miserables resultados, del desplome bursátil, de los niveles de desempleo, de
la corrupción y, últimamente, hasta de la casa real, pero seguimos sin tocar el corazón de nuestro
problema que viene de más lejos y es, creo, más profundo y de mucha más difícil resolución.
A saber, una transición inacabada.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando nos encontrábamos saliendo
de una dictadura de casi cuatro décadas, teníamos sobre todo miedo, mucho miedo. Y era
bueno, porque el miedo es coraza frente al peligro. Miedo a una nueva dictadura
militar a la argentina, miedo a un desmembramiento nacional que nos abocaba a
no sabíamos donde, miedo a una escalada de terrorismo de corte nacionalista o
simplemente político, miedo a una nueva guerra civil. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y se hicieron un par de cosas que,
en mi opinión, estuvieron francamente bien. Se sacó de la chistera el estado de
las autonomías para dar solución al problema de la burguesías litoralizadas que
venías reclamando desde el inicio de siglo pasado, por decir una fecha
razonable, un mayor nivel de independencia (básicamente económica, no nos
engañemos) respecto al resto del país y, en segundo lugar, dotamos a los
tiernos partidos políticos, buscando consolidarlos, de un diseño reforzado que se concretaba en instrumentos como listas electorales cerradas,
selección opaca de candidatos, inexistencia de legislación que regulase los
procesos internos, financiación pública y cooptación de candidatos a la
totalidad de las instituciones, incluidas las financieras. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sinceramente, creo que no estuvo
mal, lo primero buscaba no desgarrar costuras y abrir nuevos melones hasta
encontrarnos dentro de la unión europea (que se antojaba como un sueño) y que
fuera ese nuevo y deseado marco global el que permitiese reabrir debates. </span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo segundo nos
abocó a una democracia “partitocrática” que dejaba todo el poder en manos de
estas nuevas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estructuras, pero que
parecía (y lo era objetivamente) mejor que cualquiera de las opciones que tanto
nos atemorizaban. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo malo de ello es que se plantearon
necesariamente como transitorias. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y camino de las cuatro décadas, las
hemos hecho permanentes. El crecimiento orgánico se ha hecho metástasis pura. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las autonomías han devenido en
monstruos de gasto descontrolado y, lo que es peor, descoordinado. Los partidos
se han convertido en las grandes multinacionales nacionales que <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dan trabajo a centenares de miles de individuos
afectos (en el modo de cargos electos, personal de confianza, asesores o de libre
designación), que controlan miles de empresas públicas, que han gestionado
cajas de ahorros con un absoluto amateurismo y han creado una nueva categoría
laboral, el político profesional, con un fin personal perfectamente obvio y
lógico: el propio mantenimiento de su puesto laboral. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ahora demonizamos la función
pública como uno de los causantes de los elevados niveles de gasto y conviene
puntualizar algo. Nuestros ratios de función pública se encuentran
perfectamente contenidos en los valores medios de los países de nuestro entorno
y por cierto, no pagados en demasía. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En nuestra función pública el
problema es bien otro. O para ser precisos, bien otros: La productividad y la
ausencia de gestión. Al funcionario se le permite ser altamente improductivo y
lo que es aún peor, no siéndolo en absoluto, no poder crecer profesionalmente en ningún aspecto.
<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y lo de la ausencia de gestión es
en sí mismo caso aparte: Se desconoce el coste de los servicios en un sentido
global, no existen procesos de evaluación, ni de coste de oportunidad, ni de
factibilidad, ni de beneficio, ni analíticas, cuesta dar datos de personal
adscrito o simplemente del patrimonio afecto a una actividad hasta el punto de
no poder hacerlo más que mediante estimaciones (se imaginan una empresa que no fuera capaz de decir si quiera con certeza de cuantos recursos humanos dispone). Y lo que es peor y da pudor decirlo, en realidad no se quiere
que existan, porque en la ausencia de herramientas e información de gestión no
hay ni blancos ni negros, todo es de ese gris mortecino que favorece el café
para todos y las bajadas salariales lineales (una de las acciones más injustas
y menos motivantes que he visto en los últimos años, tal vez solo igualada con
la vergonzante actuación del sindicato público, pero esto es otra historia en
sí misma)<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero volviendo al tema, ¿Quién
puede o debe terminar nuestra transición? ¿La propia estructura de partidos que
ha vivido tan estupendamente durante años en la inepcia y la ausencia de responsabilidades más allá de la reeleción? ¿De verdad todavía
no ha llegado el momento para retomar los grandes pactos de estado? ¿Tan
alejados están los aparatos de los partidos que son incapaces de percibir que
la sociedad está en una hartura e indignación inédita en décadas? ¿Aún creen
que les concede algún mínimo rédito el mutuo lanzamiento de inmundicia y
culpas? ¿De verdad vamos a dejar como nación que nuestra transición se finalice
en Bruselas o en Berlín o, lo que es peor, sobre los parquets de los consejos
de administración de corporaciones o de entidades financieras? ¿Vamos a
permitir que el futuro colectivo, el que es nuestro pero no solo, esté fuera de
nuestro control por décadas? ¿Vamos a dilapidar el primer cuarto de este siglo?
<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Nuestra estructura política tiene
una última oportunidad para cambiar lo que empieza a ser un clamor. Sordo,
soterrado, pero clamor al fin: Que para la clase política que tenemos, ya no solo
diremos que inventen ellos, sino que lo ampliaremos con el que gobiernen ellos.</span> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-2073379446083715912012-07-16T17:36:00.002+02:002012-07-16T17:36:21.699+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito ( y Capítulo 32)<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Viajé al sur durante semanas con la gente de Gerchunoff. Indagué en
tristes pueblos y pobres recovas con discreción y finalmente, sin ella. Intimé
con gauchos, putas, perros con sarna y militares en rebeldía. Peleé con alguno de
los anteriores y perdí dos dedos en malas circunstancias. No encontré a Lía,
pero a modo de redención recibí noticia de Tacará por extrañas vías que no
vienen al caso. Mi madre había muerto de modo repentino. Don’t tell your father
to suck eggs, pensé acordándome de ella y no supe bien el motivo. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Tras de aquello olvidé muchas cosas más en mi vida, casi hasta mi
nombre verdadero, Cuchito, el que ella siempre usó, y aprendí otras aunque no
tan importantes. Me hice pasar incluso por cura durante un tiempo y confesé a varios
y bauticé quince niños a los que no creo que hiciera ni bien ni mal aquello. Recibí
una cuchillada en la mejilla en una romería a santa Rita que me acompañó ya para
siempre y me otorgó un cierto aire proxeneta. También tuve unas fiebres cerca
de un lago cuyo nombre no recuerdo y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que
a punto estuvieron de terminarme. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Comencé a pensar que mandar a los intrusos a la cárcel no es lo
que otorga tranquilidad a los amos. Poco a poco, dejé de preocuparme por ser
confundido, por ser delatado a cada doblar de esquina. Acertáis al suponer que
no fui feliz y no lo soy aun hoy. La vida es algo difícil por acá y confieso
que ya no dudo si mi arrojo o mi insensatez de hace años valió la pena. Estoy
convencido de que no. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Un día creí reconocer en un despojo zarrapastroso con pollera verde
a la que era mi obsesión. Educada para ir a la ópera, hablar francés con la
servidumbre y tocar el piano en las reuniones dominicales, ahora lavaba ropa en
un arroyo que era puro pedregal, fregaba, remendaba e incluso carneaba capones.
Yo transportaba por aquel tiempo una caldera para quesos y media docena de
cencerros con hebillas y paños de invierno para vestir. Llovía, creo, una garúa
muy fina. La miré un rato largo y no hice nada. Tras tanto tiempo no me atreví
a hablarle. No hacía falta ya. No quería comprobar la mentira que me había
permitido sobrevivir. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Me fui a la taberna más próxima para visitar a mi animal. Bebí
pisco piurano de uva y comí también algo de puchero con maíz. Junto a mí, lo
que parecía un marinero buscavidas patagón comenzó a hablarme en un español
impostado y con un fuerte acento gringo. Al parecer, había estado con los
geógrafos que formaron parte de la Comisión de Límites y fue uno de los primeros
en asentarse en el Lago Viedma. Hablamos durante horas de las tierras del gran
sur con sus tormentas de arena sobre las pampa desiertas en verano, y con el
frío y la nieve que castiga en invierno, donde al parecer pasó tres con el
mínimo de alimentación... y seis meses más sin ver persona alguna,
completamente solo entre los Andes. Me sentía un poco mejor, no sé si por el
pisco o por la charla. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Hablaba de como un familiar murió y le dejó treinta mil dólares a él
y una pequeña familia de tres miembros. De como tomó sus diez mil y partió para
ver un poco más del mundo. En realidad, se trataba del asalto a un banco de
Winemuca en Nevada. Ahora estaba solo y muy lejos de allá, es cierto, de manera
que mentía en ese dato, innecesario ciertamente. Daba cuenta de su patrimonio
ganadero. Trescientas cabezas de vacunos, un millar de ovinos, y más de dos
docenas de caballos de silla, además de dos peones y la alusión al rancho como a
una buena casa de cuatro habitaciones, galpones, establo y gallinero. Pero se
quejaba de que a pesar de todo, arrastraba su soledad, la falta de una cocinera
y su estado de amarga soltería y mal vivir. Luego, agregaba otras quejas
inconexas de menor importancia. Viajaba hacía Chile por el sendero cordillerano
de Cochamó. A llevar ganado y buscar hembrita, como cada año, según me dijo.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Al dejarle y salir al raso sentí tal nostalgia, tal vacío, tal
nausea en mi memoria que en ese mismo instante dejé la caldera y el resto de
los trebejos y comencé mi viaje de regreso a Tacará a la que espero llegar en unos
pocos meses. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Pero a medida que los días avanzan y me acercó a la que fue mi
casa y que ya casi no siento como mía no puedo dejar de pensar en que todo ha
sido inútil, que mi propia vida lo ha sido en cierto modo. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: KO; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Dilapidada. Como casi todas,
imagino.</span></span></span></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-79173472402969373812012-05-28T11:26:00.003+02:002012-07-11T11:56:30.191+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 31)<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Queridos hermanos, en esta carta os digo que si tenéis el coraje
de venir hasta acá y de soportar el viaje en barco, traed vuestra batería de
cocina, panera, vajilla, tinajas, mantequera para fabricar manteca, dos
pecheras de caballos, y si fuera posible, un buen carro, y las cosas de la
herrería de padre: fuelle, yunque, martillos y tenazas.<o:p></o:p></span>
</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Os aconsejo además traer rastrillos de madera, garlopas y sierras
a una y dos manos, una criba para ahechar el trigo, un colador para la ropa, un
recipiente para la leche, carritos para la leche, una pintura para hacer el
queso; traed además toda clase de semillas para jardín, y de flores, y toda
clase de semillas de árboles frutales.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Eso es todo. Como Adela me había preguntado a mi partida si podía
traer su sombrero, diré que sí, que puede traerlo porque cada uno va de acuerdo
con su país y su gusto; traed también los sombreros anchos que tengáis para el
verano. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Termino mi carta diciéndoos que no puedo agradecer suficientemente
a nuestro señor tenerme aquí y bien de salud.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y adiós.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Cipriano Vernat.</span></span><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Querido Padre:<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Lamentamos saber que usted no ha estado bien cuando recibí la
ultima carta de madre en la pasada Pascua. Debe cuidarse querido papá y no
tomar frío. Espero encontrarlo sano y gordo cuando vaya, aunque no se cuando
llegará ese día, espero que sea el año próximo, y quizás le lleve algo para
mostrarle mi vida acá.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Creo que mi hermano consiguió su primer trabajo, espero que se
porte bien y lo conserve. Me dicen que el de plomero es muy buen oficio, al
menos en este país.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Me sorprendo cada vez que recibo una carta suya, ya que aquí no es
como en Francia: a los carteros no les importa extraviar la correspondencia, y
sólo por casualidad se recibe las que vienen dirigidas a la posta. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Su hija querida que le manda besos.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Edmundina Holland<o:p></o:p></span></span></span></div>
</div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-9081124380552889732012-05-17T17:31:00.002+02:002012-05-17T17:32:48.586+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 30)<div style="text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Apenas dormí aquella noche. El ruido de los hombres ensillando en
la casi completa oscuridad me hizo despertar del turbio duermevela en el que
pasé las horas sin luz. Hacía bastante frío y el aire era húmedo. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Las mujeres recogían en los destartalados carromatos los espetos y
las sartenes renegridas sin hablar. Solo se escuchaba el golpear del metal con
la madera, con el cuero, con la tierra. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Sin mediar palabra y sin jefatura aparente, se ponían en marcha en
una misma dirección, desapareciendo entre la bruma ligera de la mañana. Nadie
me había dicho nada, pero ensillé y monté siguiendo a los últimos. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Cabalgamos lenta, cansinamente durante horas. Finalmente nos
detuvimos en un pequeño remonte al resguardo del viento. Las mujeres, otra vez,
fueron las encargadas de dotar de actividad al grupo empezando a preparar algo
que comer. Desmonté y me quedé apartado. Sentado en el suelo y apoyado en la
silla de montar, me puse a moler <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un
trozo de cecina dura como una roca que llevaba bajo la silla.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como no me habían disparado, imaginaba que antes o después vendría
Gerchunoff, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>como así fue. Me levanté al
verle llegar.<span style="display: none; mso-hide: all special;"><o:p></o:p></span></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Vamos a un lugar cerca de Esquel a recoger cabezas que llevaremos
a Puerto San Julián. Serán unos dos meses. El que nos llevaba las cuentas se
quedó atrás en Bariloche. Si te interesa viajar el sur con nosotros este es el
trato. Llevarás los números y escribirás cartas para quien te lo mande. Tabaco
y comida. No hay paga. Y en el Puerto cada cual su camino.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Me interesa.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Me miró de arriba abajo como si me viera por primera vez.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Gachupín, no sé lo que buscas y no me interesa. Haz lo tuyo y no
busques pleito. Mis hombres matan si beben. O si no, a veces, también.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Lo haré.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Comenzó a deshacer el camino y sin dejar de andar me habló otra
vez.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Ven a tomar un mate caliente.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<span style="mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: KO; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Y llámame Gerchunoff. Como
todos.</span></span></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-45435078714512771582012-04-09T16:05:00.000+02:002012-04-09T16:09:02.561+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 29)<div style="text-align: justify;">
<span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: large;">Una tarde en la que había dejado la cómoda compañía del correo de
postillón y cabalgaba solo, entre enormes bandadas de mugientes e infiernos de yerba
sin fin, hacia una luz que declinaba más deprisa de lo normal, encontré lo que
parecía ser una sucia taberna. Taberna que era poco más que una caja mal
terminada de tablones sin encajar, sin ninguna luz y mucho ruido. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al entrar, cuando los ojos se hubieron acostumbrado a las sombras,
acodado en un <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>barril, vi a un tipo breve
y enflaquecido, trazado sobre arrugas de rastrillo y con la piel marrón de lo puro
curtida. Sabría después que se trataba de Gerchunoff el viejo. Tampoco lo sabía
en aquel momento, pero era un gaucho judío. El auténtico hijo de Israel,
sobreviviente de una larga estirpe que arrastraba alguna inquisición y cien diásporas.
Era el jefe de los colonos de Entre Ríos, buenos jinetes que leían el Antiguo
Testamento y guardaban los sábados. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si hubiera tenido tiempo antes de entrar, habría podido ver que, en
el mísero poblacho que se levantaba circundando la taberna, había carpinteros,
marroquineros, caldereros, chapistas, changadores, carniceros e incluso, algún tejedor.
La mayoría judíos, aunque no todos. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todos traían sus tropillas de caballos en chalanas, con las que cruzaban
Punta Chica siguiendo el Delta hasta las costas de Soriano, y establecían sus
manchadas en márgenes navegables para facilitar los embarques de cuerambres y
de gorduras y asegurarse así de las sorpresas de los estaqueaderos. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El grupo de Gerchunoff se componía de veinte o treinta individuos conchabados
entre lo peor de los arrabales de las viejas ciudades españolas. Estaban
perfectamente armados y, como disponían de buenos caballos, les era fácil ahuyentar
las cuadrillas sueltas de indios.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Llevaban con ellos seis o siete muchachas de edad indefinida a las
que llamaban siempre por el nombre de chinas o guainas, no importaba quienes
fueran. No llegue a entender nunca el parentesco que había entre todos ellos y cuando
llegué a conocerles algo mejor comprendí que carecía de importancia. Era un
grupo tallado para la subsistencia. Y el resto era accesorio. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me habían hablado de grupos parecidos que viajaban hasta la pampeana
y más allá, hasta la Patagonia. Se me antojaba buena cosa la idea de poder
hacer el viaje acompañado, pero seguro que viéndome no les habría parecido nada
más que un estorbo.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El tal Gerchunoff me miraba sin quitarme ojo. Llevaba una especie
de pantalones con lo que parecían crivados en la parte del tobillo. Una camisa
holgada y una pañoleta que además del cuello cubría también la cabeza. Colgado
del cuello y a su espalda un estrecho sombrero de cuero de los que llamaban de panza
de burro. Pero sus hombres eran aún peores, parecían una mezcla extraña de
turcos y vascos con aquellos pantalones bombachos, las boinas y las alpargatas.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me miraban como se mira a un animal al que al hacerlo se pondera
si merece el esfuerzo de alancearlo. Al cabo, tomada la que parecía la decisión
de mi desgracia, abrió la boca podre y dejo caer tres palabras muertas.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tú, ¿quien eres?<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La verdad es que debía haber cambiado mucho desde que dejara
Tacará. Pensamiento éste sin duda absurdo, pues ninguno de los presentes me había
visto nunca antes y poco se les daría si había permanecido igual o no. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cierto que estaba más flaco y con barba y el pelo largo, con la
ropa sucia aunque se adivinaba de buen paño y bien cortada. Pero sobre todo me
delataba aquel aire de estar permanentemente fuera de sitio desde que había
abandonado la casa de mi madre en circunstancias tan desafortunadas.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me llamo Simón. Simón Araujo. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me paré ahí. Evitando el y Vergara, que previsiblemente además de
no cuadrar en el entorno, adiviné con claridad que me traería problemas. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Vengo desde el Uruguay. Viajo hacia el Sur. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Solo?<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mala cosa.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si. Pero no puedo hacerlo de otra manera.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me miró de arriba abajo.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todos los que vienen acá escapan de algo o buscan algo. O las dos
cosas. Todos están seguros de ganar buen dinero y de olvidarse de la polenta. Que
aquí se come buena carne, buen pan y buenas palomas. Al final, todo es mentira,
¿no, Bonesso?<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El tal Bonesso, era un gordo sudoroso que llevaba la camisa más
sucia que había visto nunca. Tartamudeó un poco al hablar. Debía ser el bufo de
la partida.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aquí, quí, quí, todos viven de carne, pan y minestra. To, to, todos
los días.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La banda rio con ganas. Yo no.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Parecía absurdo haber llegado tan lejos, tan en el fin del mundo, para
terminar degollado por una cuadrilla de gauchos locos. Muerto donde nadie
sabría de mi final.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Comencé a creer que en verdad lo era. Mi final quiero decir. Y
aquello me hizo ser algo audaz. Total, no tenía ya nada que perder y todos
esperaban que me arrancase con algo.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me gustaría poder viajar con vosotros.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tras un breve silencio, las risotadas casi hicieron descoser la
tablazón.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al final, Gerchunoff, que no se había presentado aún, habló.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y, ¿para que vales tú, gachupín? <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se leer y escribir. Callé un instante. Seguro que hace tiempo que
no habéis escrito cartas a vuestras casas.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Alguno bufó e incluso sonrió con sorna, pero al final, esta vez si
callaron todos. De pura suerte, debía de haber pinchado en hueso.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El viejo gaucho me miró, acabó su bebida y se marchó. Desde la
puerta y sin mirarme, me habló.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mañana hablaremos. Todos fuera. Al alba en pie.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span><span style="mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todos salieron y cuando quedé solo, me dejé caer en una silla y
bebí el pucho abandonado en un vaso, mientras me sujetaba con una mano la otra que
me temblaba como la de un azogado.</span></span></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-75881908009859056082012-03-18T19:26:00.001+01:002012-04-09T16:09:41.489+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 28)<span class="Apple-style-span" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Seguí viajando
hacia el sur durante semanas. Recorrí a lomos de carruaje, aun más que sobre
tierras, sobre los pintorescos prejuicios de los hijos del país. Conocí en una
pequeña posta cuyo nombre no recuerdo a un gringo muy alto que montaba a
caballo a lo criollo, con pasadores y argollas de plata, que usaba espuelas y
tomaba mate como un gaucho. Un extranjero decían, pero muy civilizado. </span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La
civilización consistía en esta parte del mundo en lo que ya dejamos enumerado;
usar espuela grande y sentarse bien a caballo. Pautas culturales. Hábitos,
pequeños detalles de la vida cotidiana que a la postre tienen una importancia
superlativa. El grupo debía integrarse y, al menos por un tiempo, cerrarse en
lo suyo, defenderse. El extranjero era lo distinto, lo hostil. Al hijo de
gringo se lo menoscaba diciéndole: "Tu madre toma café". O, como lo
testificaba una copla que escuché varias veces: "Toma mate, che/ toma mate
y avívate, / que en el Río de la Plata/ no se toma chocolate".</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Creo que lo
despectivo para referirse a todo lo extraño, entre lo que me encontraba, tenía
una connotación más amplia que la mera burla y se refería, en todo caso, a
personas que por su condición y dinero podían ostentar el don que los separa de
la mayoría. Franchute, para el hombre del pueblo, no era cualquier francés sino
un señor, un doctor, un cajetilla. El otro, era un compañero de liendres que
tragaba sables como cualquier hijo de vecino, pero que había visto la luz al
final del poto en un sitio diferente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Pasaron muchas
semanas de viaje y llegó un tiempo en que no ya decía más: Dios mío. Eran tiempos
de depuración absoluta. Tiempo en que ya no se dice más: amor mío. Porque el
amor resulta inútil. Y el corazón está seco. Quedé solo, pero en las sombras mis
ojos resplandecían enormes. Eran todo certezas. Comencé a no esperar nada del
mundo. Salvo, tal vez, encontrar a la dueña de aquel pañuelo sobado, que no me
atrevía a lavar para no extraviarlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Hacía un año
largo que había dejado Tacará y había iniciado mi solitaria ruta hacia el
perdón de mí mismo, hacia la catarsis con el mundo, con los montes, con las
aguas todas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Algunas noches,
al volverse mudo el mundo, ya no pensaba en el muerto y en mis manos tintas.
Todo lo que buscaba era probarme que apenas la vida prosigue. Había llegado a
ese tiempo en que resultaba inútil e ingenuo morir. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family: "Helvetica Neue", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">En aquellos días empecé a
vivir con la gauchada.</span><o:p></o:p></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-74916773624789296232012-01-02T18:43:00.001+01:002012-01-02T18:43:11.906+01:00Antecedente XXXII<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mantengo mi orgullosa ceguera como parte de mi misantropia. No veo como lo veis los demás, pero lo que veo es particularmente mío. Veo mal, es cierto, borroso, pero es mi particular modo de hacerlo. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mi mundo se puebla de lo inconcluso, de lo inexistente, de lo irreal. Si algo me asusta simplemente me quito las gafas y no existe. Nada avergüenza ya, nada puede hacer daño.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Y desde esta oscuridad relativa busco lo que no es lacónico, lo que está cerca de lo increíble, lo que sorprende, lo terrible, lo solitario. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">El resto es fundamentalmente vulgaridad y atonía. Y el tiempo son solo espacios vacios entre el momento extraordinario y el próximo que vuelva a serlo.</span><br />Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-91601990525213514732011-11-23T12:32:00.001+01:002011-11-23T12:33:50.829+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 27)<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Aunque había pasado tiempo más que sobrado haberlo olvidado, la
historia del pañuelo seguía en mi memoria como lo hace un trozo de nervio entre
los dientes. Tozuda y desafortunadamente. La mano en el bolsillo con las yemas
jugueteando sobre las letras bordadas se había convertido en uno de mis gestos habituales.
La imagen de la joven Lía, abandonada, idealizada, espiritualizada, presa de incontables
y románticas penalidades, necesitada no ya de una ayuda cualquiera, sino de la
mía concreta, estaba tan fresca como cuando nació. Podía afirmar sin ambages
que la pequeña Amalia Sainz de Valido se había convertido oficialmente en una
obsesión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Imagino que, en cierta manera, personificaba todo lo que había
abandonado en Tacará y que empezaba a pensar que difícilmente recuperaría.
Imagino también que, en ella, veía a alguien tan desolado como yo mismo y que la
posibilidad de salvar a alguien, ya que no lo podía hacer conmigo mismo, se había
convertido en mi única oportunidad de redención. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La relativa inactividad de mis últimos meses, mi creciente
misantropía y las cada vez también más frecuentes migrañas terminaron por
decidirme y una mañana temprano, sin mayor razón que otra, hice el equipaje y
crucé el rio de la plata, llegando a la ciudad de Buenos Aires donde tampoco
demoraría demasiado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Tan solo, el tiempo necesario para hacer efectivo el pagaré que me
restaba, escribir unas breves líneas a mi madre en las que no daba demasiadas
explicaciones para mi <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>comportamiento e
indagar en ciertos malsanos galpones del puerto sobre los posibles destinos para
fugitivos en el gran sur, lo que provocaba miradas extrañas hacía aquel gachupín
perdiguero, como sin duda todavía debía parecer. Chapetón preto que me decía la
negra Tomasa.<o:p></o:p></span></div>
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Así que con poca
información, mucho dinero y la certeza de estar cometiendo una más que segura
insensatez, que por otro lado me resultaba incontrolable, marché en un incómodo
carruaje de posta hacía Bahía Blanca por Dolores.</span>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-58639739838623259122011-09-16T17:49:00.000+02:002011-09-16T17:59:52.399+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 26)<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">A la mañana siguiente visité al banquero e hice efectivo mí crédito en el banco. Deposité también el pagaré de mi madre, pero pensé en reservarlo para mejor ocasión. O siendo honestos, para peor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;"></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Los primeros días los dediqué a deambular por la ciudad y familiarizarme con ella. El hotel me cansaba y decidí inicialmente buscar alguna pequeña vivienda que se alquilara a precio razonable. Idea esta que finalmente no cumpliría. Al cabo, malgasté un par de meses en pasear.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La ciudad, aún más de veinte años después del final de la guerra grande, todavía presentaba magulladuras en sus ternes carnes de ladrillo y piedra. Era difícil moverse por aquellas calles atestadas de gentes y de carros y de mulas y de heces evacuadas, que tenían para más complicarlo todo, en muchas ocasiones, el nombre por duplicado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Desde los arribes del Río de la Plata hasta Ejido, todo era bullicio parlero y mezcolanza sorda. Había muchas cuadras que le gustaban de manera especial, pero sobre todas ellas destacaban las cercanas al Mercado de la Ciudadela, y sobre todo la recoleta callecita del Rincón, antes conocida como de San Gabriel.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">La que se apoyaba por el este con la Dársena, que decían del 25 de Agosto, tenía un pequeño cafetín en el que, siempre, se demoraba el rato de un trago y un cigarro. Luego seguía hasta el mercado pequeño de Sostoa o, como también le decían, Mercado Chico. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Los nombres eran bien diferentes a los que había conocido en Tacará y le traían un nosequé de extraña nostalgia que resultaba inverosímil por aquello de la enajenada añoranza de lo nunca vivido. Pero para confusión, sorpresa y solaz íntimo, ahí estaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Nombres como Olimar, De la Colonia, De Mercedes, del Uruguay, Paysandú, del Cerro Largo, Orillas del Plata y Del Miguelete que principiaba en la playa y pasaba al costado sur de la famosa Quinta de Las Albahacas, hasta morir en la calle de Los Médanos, eran hermosos de puro nuevos y de puro eufónicos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">A la caída del sol, le gustaba especialmente la Quinta de Margat y llegó incluso, a fuerza de pasar por delante de sus muros, a conocer a uno de sus hijos. Este le contó que su padre había sido tiempo atrás un destacado vecino, francés nacionalizado oriental, horticultor y botánico, que trajo abundantes semillas e instaló sus extensos cultivos en El Reducto precisamente sobre la actual Burgues. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">En aquellos paseos, hablando y observando, aprendió a ver como la joven y pequeñita burguesía liberal y sus mezquinos prejuicios impregnaban los pobres intentos de racionalización. A ver cómo desde la capital se depreciaban las provincias, como los viejos unitarios lo hacían con los federales, los miembros del ejército regular con la montonera y el gobierno patriarcal con el propio puerto, fenicio y austral al tiempo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Aprendió, o comenzó a hacerlo, a ver como el desmesurado sueño de ingresar en la idealizada clase alta, en la suya, lo había reventado todo. Como los otros eran siempre los indolentes, los lerdos, los advenedizos. Los negros no deberían salir nunca de la cocina, decía a menudo el regente del hotelito cuando buscaba alejar un silencio que se le antojaba incómodo. Y él asentía por alejarse cuanto antes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Estaba empezando a entender a Tacará a fuerza de no estar en ella y de estarlo a la vez. De verla transmutada y simplificada en este reducto sureño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /><span style="font-size: large;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large;">Y en estas, el año nuevo llegó precipitadamente. </span></div>
Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-90761861346073681342011-08-23T13:39:00.002+02:002011-08-23T13:43:16.666+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 25)<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Pienso ahora que haber escrito a mi madre precipito un tanto las cosas. Imaginaba su lógica incomprensión ante la tontería de ir a buscar a una desconocida que seguramente llevaría muerta meses. Por no hablar de mi falta de pericia en todo aquello que no sucediese en un salón alfombrado y del hecho de que era un fugado de la justicia en mi país al que seguramente habían puesto precio los Bedia y los Ulloa o todos al tiempo. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Por todo ello, una extrañamente fría mañana de noviembre, terminé hablando con don Juan en su despacho sobre mis intenciones. No de las verdaderas, por supuesto. Le hablé de mi deseo de viajar a Montevideo y hacer buena la posibilidad que me ofreción de vivir en la ciudad. No le confesé realmente nada, tan solo que mi hastío de la vida rural y la necesidad de pasear por calles algo más pobladas. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Como quiera. De cualquier modo ya sabe que puede recurrir a mí cuando lo necesite.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Gracias señor. Lo sé y sepa que en este año, su casa y su familia no solo han sido lo más parecido a estar en la mía, sino que han hecho olvidarme en muchas ocasiones de lo que me había sucedido.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">El armador escribió una carta en la que ordenaba a su contable en la ciudad, un tal Urquiza, que pusiera a mi disposición la cuantía que me correspondía por la venta del barco, que al parecer ya se había realizado. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Algo más de lo que habíamos previsto. Verá que le dará holgadamente para alquilar una bonita casa y no tener que dormir en el galpón de Spiro. Hizo un breve silencio. Al menos, no siempre<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Por mi cara entendió que no tenía idea de lo que hablaba y soltó una risotada.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">No se preocupe Simón, es una broma. El galpón de Spiro es el burdel más famoso de todo Montevideo y probablemente, de todo el Rio de la Plata. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Aceleré mi marcha al día siguiente para evitar un impase, que decían por acá. Todos me despidieron con gran amabilidad y me costó dejar la blandura de este refugio. Afortunadamente no tuve que hacerlo del joven Juan que estaba de viaje. Imagino que me habría resultado especialmente penoso volver a dejar atrás más amigos.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Partí de pasajero en un envío de cuero con cinco hombres más y veinte mulas. Hicimos todo el camino con una lentitud desesperante. El viaje duró dos noches y casi un día y medio. Hacía mucho calor y las noches no eran mucho mejores, amén de la poca costumbre que tenía de dormir en el suelo.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Finalmente, avistamos las primeras casas. En las calles, los lugareños, se apiñaban para vernos pasar. La muchachada silbaba y gritaba, formando una algazara endiablada. Fuimos al puerto, a un almacén del armador, en el que un empleado que se daba aires, gritaba como un turco a todo el mundo. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Sabía de su llegada. Nos vociferó desde el fondo. Espere un rato sentado ahí y le traerán un refrigerio. Un poco más tarde le llevaré yo mismo al hotel.<o:p></o:p></span></span></p> <span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Sacudiéndome el polvo de las botas, me derrumbé en una destartalada silla y me decidí a esperar fumando, mientras acariciaba el pañuelo en mi bolsillo.</span></span>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-19230550440864640742011-06-05T20:45:00.001+02:002011-08-23T13:26:45.871+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 24)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Conservo la imagen, quizá falsa, de que los siguientes días transcurrieron con una relativa sensación de placidez. A principios de la semana entrante, efectivamente, llegó el joven Juan, el hijo de mis anfitriones. No había muchas dudas de ello, pues en verdad era una versión rejuvenecida del armador con ojos algo más claros y menos clareada la cabeza. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Algo mayor que yo, su padre le responsabilizaba de a poco y como único varón en los negocios en la Argentina. Afinando los rudimentos de los comerciales, que ciertamente debía servir para no demasiado porque los conocía desde niño. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Viajaba frecuentemente y por lo que me había contado un viejo criado patagón con el que a veces fumaba un cigarro cuando me acercaba a pedir agua a las cocinas, estaba prometido a una muchacha criolla de una familia de Corrientes con una dote excelente.<o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Salíamos muchas mañanas, de amanecida, a cabalgar por sus tierras y llegamos a intimar bastante en aquellas salidas. Era un joven agradable, naturalista frustrado, como tantos jóvenes ricos del siglo que ocupaban parte de sus esfuerzos a la ciencia como uno de esos divertimentos que daban buen tono a las clases altas. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Pero no dejaba de ser chocante ver como se le iluminaba el rostro hablando de los hábitos de un animal que llamaba temanduá y que obviamente yo no tenía ni idea de que aspecto podía tener, así como de cómo unos zorros grandes que por allá llamaban aguará guazú y por lo que contaba eran tan perseguidos en los últimos tiempos por los mariscadores que en algunas zonas empezaban a escasear. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Recuerdo un día concreto en que alargamos la cabalgada más de lo acostumbrado y terminamos llegando hasta un sucio pueblucho del interior. En las ventanas de las casas, había cuencos de cerámica con extraños dibujos negros. Un herrero que llevaba un faldón de piel de carpincho nos saludó hoscamente con la cabeza al pasar a su lado. Desmontamos y pedimos a una vecina de edad incierta que barría la puerta, algo de beber y empezó a contarnos, sin venir al caso, como un viejo del pueblo, de nombre Honorio, se había desplomado muerto no hacía ni dos días en medio de la calle después de tomar unos puchos y un trozo de panqueque en casa de su cuñado. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">La mujer se lamentaba de la triste suerte del viejito y más aún de su pobre viuda que quedaba completamente sola. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">La puta. Y no le llevó como si fuera un perro. Y con lo creyente que era, que siempre estaba en la misa de don Yaco. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">La imagen, que aunque no había visto pero que estaba nítida, del viejo fulminado, cayendo al suelo como un pelele sin huesos, no sé por qué, se me quedó grabada vivamente y me acompañó absurdamente durante meses. Me le imaginaba rebotando suavemente contra el polvo con la baba descolgada en la comisura de los labios y los ojos completamente abiertos.<o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Salvo cosas absurdas como aquellas, los días transcurrían lentos, silenciosos y como inexistentes. Nunca había vivido en una hacienda tanto tiempo y siempre había pensado que me desagradaría. Pero no era así en absoluto. <o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Escribí a mi madre en un par de ocasiones más contándole parte de mis aventuras desde que dejé Tacará en el Misericordia y un día al hacerlo, me descubrí plasmando un deseo informe que al parecer llevaba tiempo latente y que no quería pronunciarme en voz alta. Que ni siquiera tenía ganas de expresarme a mí mismo con cierta coherencia. Y por ello, me sorprendió en su estado de madurez al verlo escrito.<o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">No mentiré si confieso que la imagen de la joven Lía, abandonada a su suerte, obviamente viva y necesitada de ayuda ganaba terreno día a día. Era una necedad evidente. Las posibilidades de que estuviera viva eran ya de por sí ridículas, pero las de encontrarla, simplemente rozaban la estupidez. <o:p></o:p></span></span></span></p> <span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">A pesar de lo cual, tenía la certeza casi física, no solo de que no estaba muerta, sino de que estaba en algún lugar del sur, de que era capaz de encontrarla y lo que sin duda era lo peor de todo, que tenía la obligación en cierto modo de hacerlo.</span></span></span><!--EndFragment-->Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-75577875040781074962011-04-15T17:42:00.002+02:002011-04-15T17:46:39.244+02:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 23)<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Mi querido Cuchito. Cuando lo pienso y trato de no hacerlo muy a menudo, parece mentira pero hace casi seis meses que tuviste que abandonar tu casa y tu familia por el desgraciado accidente de la fiesta del Sacramento. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Me alegró saber que pudiste embarcar felizmente y navegar hacia el sur. Espero que no hayas tenido demasiados contratiempos, aunque te confieso que en casa, todos estamos asustados con el paso del cabo sur en meses tan poco propicios. Pero seguro que don Juan tendrá unos marinos habilísimos y lo habréis lograreis, Dios mediante. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Mando esta carta a su poder en la esperanza que la puedas leer libre y disfrutando de su hospitalidad, que espero sepas agradecer como corresponde a tu posición y educación. No olvides que sus hijos y tú mismo sois ciertamente primos lejanos. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Por aquí las cosas no han cambiado demasiado. El viejo de los Bedia sigue jurando que te matará en cuanto te vea, aunque cada vez menos gente le presta oídos. Como siempre, nuevos problemas vienen a cubrir a los viejos y unas rebeliones que han estallado en la región de las minas acaparan toda su atención. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Tu amigo, Pedro Carmona, está haciendo todo lo que está en su mano. Imagino que, en cierta manera, se siente culpable. Está tratando que el intendente Zimmer conmute la pena de prisión en lo que trata de forzar una amnistía. Pero el juez Ulloa está haciendo todo lo posible para impedirlo. Creo que Pedro lo logrará finalmente, pero no esperes demasiada premura, ni albergues demasiadas esperanzas, por lo que pueda pasar. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Hablando de otra cosa, tu hermana, Rosita quedó muy afectada por tu desventura y aunque no hemos dejado de aconsejarla, ha decidido embarcarse en el abandono del mundo y en iniciar lo que llama su conversión y su vuelta a Dios. Ahora le ha dado por hablar de la sumisión de los indios por medio de la dispersión y de cuan necesaria son las manos que vienen en sagrada misión para aconsejarles y trazarles el camino recto. En fin, trataremos de quitarle estas ideas de su cabeza y ayudará saber que te encuentras bien. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Por cierto, tienes una línea de crédito con don Juan para lo que puedas necesitar. Cuida de organizar tu situación, pero no olvides quien eres y el decoro con el que debes vivir y que habla de todos nosotros y ante todo, de quien era tu padre. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Cuídate mucho Simón y escríbeme unas líneas, teniendo especial cuidado de no delatar tu paradero ni desvelar por completo tus intenciones. Nuestros enemigos no tienes muchos amigos, pero sí deudores y gente que les teme. </strong></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Tu madre que te quiere. </strong></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-18699112492365618362011-03-22T12:49:00.001+01:002011-03-22T12:51:09.947+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 22)<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Tras la cena los hombres nos acomodamos en una mesita junto al gran hogar en el que todavía estaban los espetos. Una guaina ciertamente guapa, nos sirvió el brandy en unas grandes copas calientes. El armador trasmutado en ganadero encendió un cigarro con una astilla larga, aspiro, echó el humo en la copa, dio un sorbo y miró al capitán.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Háblame de ese nuevo barco que habéis traído.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">La Cazadora.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">¿Sigue estando en buen estado?<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Con unos mínimos arreglos, sí.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Estuve haciendo averiguaciones y al parecer, su armador es de Cádiz. Salieron hace más de un año hacia Manila. Regresaban a España, cuando se perdió toda noticia. La última carta en la posta es de Santiago. Lo dan por perdido, pero ofrecen aún recompensa por información de parte del pasaje.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Como ya le escribí, don Juan, no encontramos a nadie. Solo el ajuar que le describí y trajimos con nosotros.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Se hizo un breve silencio que se llenó con las chupadas a los vegueros.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Lo curioso es que habían atracado en Tacará antes de enfilar la etapa de Hornos. Y el pasaje al que buscan era de allí.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Di un pequeño respingo en mi sillón y descrucé las piernas incómodo, vivamente interesado.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Llevaban a la menor de los Sainz de Valido al puerto de Cádiz. Al parecer, a una boda concertada con un señorito de Sevilla. Aspiró de nuevo y miró la evolución del humo en el aire. Pero claro, tú, Simón, muchacho, es probable que sepas de quien hablan.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">¿Cómo se llama la muchacha?<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Amalia. Y supongo que será más correcto decir se llamaba.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">La pequeña Amalia. En Tacará, la llamábamos Lía para diferenciarla de la tía abuela de quien heredó el nombre. Era una muchacha muy bonita, alta, con el rostro ovalado, pelo castaño claro y ojos grises; cinco o seis años más joven que yo y recuerdo que en su puesta de largo, la sociedad tacareña tuvo la sensación de asistir al nacimiento de algo grande como un presagio. Durante un tiempo hicimos conjeturas y apuestas entre la barra para coincidir en misa mayor y jugarnos algo a captar su atención. Luego dejamos de verla repentinamente y supusimos que estaba enferma o algo peor, como que la habían metido monja. Hablamos unas semanas y como buenos descerebrados, dejamos de pensar en ella para ocuparnos de otras más presentes. Amalia Sainz. La pequeña Lía. <o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Y yo tenía su pañuelo en mi bolsillo. <o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Tontamente acerté a hablar algo. <o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Puede que no haya muerto.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">¿Por qué dices eso Simón?<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Por nada concreto, es solo una suposición. Pero últimamente estoy muy dispuesto a creer en supuestos.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Ya. Es comprensible. Y dio un sorbo a la copa. Mudando el tema, creo que deberíamos calafatear, repintar el barco y venderlo. No tenemos tanta carga como para necesitar otro y ya tengo un posible comprador en Buenos Aires. Descontando el porcentaje del armador y del capitán hay una bonita suma para la tripulación. <o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Miró a Simón. Una parte por cierto será suya, joven. Y en su situación imagino que preferirá tener su propio dinero que vivir de prestado. Aunque es excusado decir que con nosotros no necesita nada y tiene crédito ilimitado.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Gracias señor. Sabe que le estoy muy agradecido.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">No hay nada que hablar. Es lo menos que puedo hacer en memoria de tu padre que era un socio y un amigo excelente.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Se produjo un pequeño silencio melancólico que rompió don Juan.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">¿De cuanto podríamos estar hablando capitán?<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Imagino que para el joven Simón podría haber alrededor de unas doscientas libras. No sé cuántas monedas de plata serán actualmente, pero en cualquier caso suficiente para comprar una casa con servicio en Montevideo si se cansase de estar en la hacienda.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">No está mal. Aunque por el momento espero que sigamos disfrutando de su compañía, al menos las próximas semanas.<o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Termino el cigarro que arrojó al fuego, apuró la copa y se puso en pié. Voy a acompañar al capitán a su estancia. Si nos disculpa no quiero aburrirle con temas de intendencia. Y por cierto, antes de que lo olvide, tengo una carta de su madre que llegó hará un mes.<o:p></o:p></span></span></b></p> <b><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Y sacando la carta se despidieron. </span></span></b>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-68410087390016431642011-03-14T12:17:00.001+01:002011-03-22T11:37:03.747+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 21)<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Dormí tan profundamente que al despertar completamente desorientado tardé unos minutos en comprender donde estaba y todo lo que me había pasado hasta llegar a ese preciso momento. </span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">La llaga en mi conciencia que me hablaba de ser un asesino, un fugado apátrida, dolía cada vez menos y últimamente lo que me pesaba era la nostalgia de lo desaparecido, la ausencia de mi vida tacareña, tranquila y frívola. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Descorrí las cortinas y miré hacia las colinas y tras ellas, hacia el sol en el cielo. Por la luz, debía ser bastante más tarde de mediodía. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Me levanté finalmente y fui hacia el bacín. Al primer repiqueteo del agua en el metal, tocaron suavemente en la madera de la puerta. El viejo de la noche anterior entró, me deseó un buen día y me señaló el armario. Al parecer, habían colgado algunas ropas del joven señor y esperaba que me sirvieran. Sin darme tiempo a decir nada se marchó dando entrada al que resultó ser el barbero de la hacienda.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Cuando finalmente quedé solo y me miré en el gran espejo ovalado no me reconocí en absoluto. Estaba todavía embutido en la camisola blanca que me había servido de ropa de cama y me acariciaba un mentón que debía ser mío y que no sentía tan suave desde hacía meses. Parecía un aparecido, tan flaco y atezado sobre la ropa blanca, que podía pasar por trasgo de cuarterón.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Miré los trajes del armario y aunque me quedaban flojos al menos no estaban tan llenas de brillos y deshiladas como las que llevaba puestas ayer, que de otra parte, también me quedaban amplias.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Elegí unos pantalones grises con listas, una camisa blanca y una chaqueta larga negra. Los zapatos me apretaban un poco, pero al mirar los míos me resultó difícil soportan la vergüenza de pensar que, el día anterior, me había conocido la familia del armador llevándoles puestos.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">El viejo Dimas tocó la puerta de nuevo y me anunció que la cena se serviría en poco más de media hora y que el señor había preguntado por mí. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Bajé las escaleras y en una esquina del gran salón, vi al armador y a mi viejo conocido, el capitán Quiroga con un traje impoluto, fumando y bebiendo en unas pequeñas copas de licor. El capitán levantó el brazo con el que sujetaba el cigarro y me saludó riendo.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">El joven Simón. Está irreconocible. Venga con nosotros.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Y como quién se acomoda con los habituales del club, se habló con total naturalidad británica de temas ajenos, dejando fuera de la conversación cualquier elemento personal. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Hablamos, o hablaron más bien, de un tal William Mac Cann, hombre de negocios inglés que había desaparecido tras haber sido acusado públicamente de espía, de su gran capacidad política y de sus maneras francas de tratar asuntos tan delicados como el bloqueo francés o la penetración inglesa en el Río de la Plata. Hablaron con cierto desdén de los resabios de usos y costumbres medievales de los ganaderos del interior, en cuyos comedores la pitanza se servía diariamente en grandes mesas para todos los que quisiesen participar de ella. Hablaron de los intelectuales, de los malos militares, de los falsos patriotas y de los poetas disconformes. Se cuchicheó de las algaradas de los mazorqueros y del alzado chusmaje que acompañaba cada nueva subida del pan. Se habló de la nueva inmigración, de las fiebres tifoideas que la gente atribuía a las barcadas de los inmigrantes, la fiebre de los gallegos que decían. Y más lo hubieran hecho si, finalmente, la señora no se hubiera acercado para reclamarnos en la mesa. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">La gran mesa con mantel de lino, tenía candelabros dorados y piezas blancas de english-bone. Comimos magnífico asado de tira y verduras horneadas sin piel. Y continuamos hablando de política hasta que doña Mercedita cambió hábilmente el tercio.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Aburrís a nuestro invitado y seguro que todavía nadie le ha contado nada de la posesión en la que está, ni de las tierras que le rodean.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Lo que era completamente cierto.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Pero para don Juan aquello fue espuela suficiente para poder hablar el resto de la cena. Para contarnos profusamente como las primeras cabezas habían sido traídas por Hernandarias desde Asunción del Paraguay. De cómo los animales se habían multiplicado increíblemente en los campos abiertos favorecieron el desarrollo del ganado cimarrón y sin dueño. De cómo su abuelo había fundado la hacienda como una ampliación de la que ya tenía en el sur de Corrientes. Y de cómo mi padre y él mismo, amigos y primos lejanos, habían importado de Inglaterra barcos enteros cargados de vacas Shorthorn. Contó y bebió a partes iguales del mal paso que tuvieron que soportar en Curuzú Cuatiá y de cómo ahora muchos preferían por la facilidad de engorde el cruce con el cebú. Contó cómo la estancia de Punta Carretas estaba formada a su vez por diez cabañas menores y que a buen trote se necesitaba casi un día en cubrir completamente la distancia de amplias tierras todas ellas suavemente onduladas a excepción de las tierras que se conocían como cuchillas y que cortaban las torrenteras de primavera en las tierras del norte. Habló del viento que llamaban pampero, frío y ocasionalmente violento, que soplaba obviamente desde el norte de las pampas de la Argentina.<o:p></o:p></span></span></p> <span style="font-family:"Calibri","sans-serif";mso-ascii-theme-font: minor-latin;mso-fareast-mso-fareast-theme-font:minor-latin; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-theme-font:minor-latin;mso-ansi-language: ES;mso-fareast-language:KO;mso-bidi-language:AR-SAfont-family:Calibri;font-size:12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Yo escuchaba todo esto en silencio y miraba de reojo, caldeado por el vino, a las hijas de mi anfitrión, que aunque primas lejanas, eran además, las primeras mujeres bonitas que veía en meses, mientras en el bolsillo de mi chaqueta, acariciaba como quien busca conservar algo propio en un mundo de novedades, el pañuelo de encaje con la a y la ese que ya se había convertido en gesto acostumbrado.</span></span></div></span>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-57224080005392491802011-03-07T11:07:00.003+01:002011-03-07T11:11:10.414+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 20)<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><b>E<span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">l salón era una enorme sala de piedra y mampostería encalada y traspasada por pequeños vanos con contraventanas de madera. Varias arañas de bronce colgaban del techo llenas de velones y pequeñas hachas de cera encendidas. Quedaban extrañamente suspendidas a menos de dos metros del suelo y daban una luz agradable y danzarina.<o:p></o:p></span></b></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Si las bajábamos menos el techo se ennegrecía.<o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">La que hablaba era, lo supe luego, doña Mercedita, la mujer de don Juan. La señora de Doñoro era una mujer, pequeña, de pelo negro y alguna cana que pintaría con cuidada coquetería alguna de sus mucamas. Tenía los ojos gatunos y aunque pasaba ciertamente de los sesenta conservaba una feminidad europea que se encargaba de aventar. Era una de esas mujeres maternales, castísimas, perfectas. Las pestañas todavía largas y años atrás, seguro que, pesadas, escondiendo anzuelos sin cebar.<o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Rodeándola, cuatro de sus cinco hijos, todas las mujeres. Con sus mismos ojos todas menos la menor. Era algo extraño. Como ver variaciones de la misma mujer.<o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Mi hijo Juan está en Buenos Aires, volverá la semana próxima y podrá conocerle. Seguro que estará encantando de charlar con usted y se harán buenos amigos. <o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Saludé a todas ellas, besando sus manos enguantadas, incapaz por completo de memorizar los nombres. Alguien me puso en la mano una copa de agua que agradecí. Debía parecer completamente alelado porque la señora miró a su esposo en una seña de inteligencia y la reunión terminó.<o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Estará cansado. Dimas le enseñará su habitación. Descanse hasta mañana si quiere. Le prepararán un baño y le subirán algo de cena.<o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Seguí al viejo de pelo cano en su caminar arrastrado por las escaleras hacia la segunda planta y entré en una habitación de madera y cortinas blancas que olía a flores secas y a frutillas. En la pequeña estancia aneja se adivinaba tras la puerta abierta una pequeña bañera de latón blanco sobre cuatro patas de león. Sobre la cama descansaba mi bolsa de cuero. <o:p></o:p></span></b></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Ciertamente, era mi nuevo hogar.</span></b></span><o:p></o:p></p>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-43238137194308209442011-02-27T18:37:00.003+01:002011-03-02T22:49:19.788+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 19)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:Calibri;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>L</b></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>as últimas semanas de navegada transcurrieron tranquilas. Algunos indios de la reducción se habían unido a la tripulación huyendo de quien sabe qué y aunque los primeros días sirvieron de bien poco, al tiempo baldeaban, recosían velas y otros temas menores que nos permitieron no ir tan justos en los turnos y dormir algo más. El tiempo acompañó y pronto arribamos a las aguas turbias de Punta Carretas, fin del viaje.</b></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Entre unas cosas y otras, hacía casi seis meses que saliéramos de Tacará. Y casi sentía nostalgia de abandonar esta extraña vida de argonauta de saldo en la que había pasado mis últimos meses.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>El armador Juan Doñoro, me estaba esperando en el muelle. No le recordaba en absoluto, pero a él le debió pasar lo mismo. Tuvo que ser el propio capitán el que le orientase hacia mí. Y no era de extrañar. Estaba notablemente más delgado, con la piel curtida, barba de cuatro meses y unas pocas, pero sorprendentes canas que habían comenzado a aflorar a los pocos días de salir de casa.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>El pequeño Simón. Quien lo hubiera dicho.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Y me abrazó con una cordialidad que ya consideraba casi olvidada y que me desarmó, precisamente por ello.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Me despedí de todos aquellos que encontré por casualidad, un poco atropelladamente, como el que no cree sinceramente que al día siguiente no volverá a embarcar con rumbo a quien sabe donde, como aquel que cree saber donde va. El capitán se despidió hasta la noche del día siguiente en que el armador le había invitado a cenar. Empaqué mis cuatro bártulos y marché en la calesa del armador. Stuart, el segundo oficial, fue casualmente al último que recuerdo haber visto junto a los barcos.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Good luck, y me hizo un gesto con los dedos desde la frente como despedida.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Durante el viaje, don Juan no habló demasiado. Ahora entiendo que me estaba dando tiempo para aclimatarme. Avanzamos durante horas por un terreno suave, ondulado, entre pequeños cerros que se distinguían en el horizonte. Don Juan me hablaba de los algarrobos europeos y de los ñandubays que tan buen servicio daban para la cría de reses, que por lo que me parecía comprenderle, las debía contar por miles.<o:p></o:p></b></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Finalmente, a media tarde, llegamos a la hacienda principal, una casona de piedra y ladrillo, pintada en colores sangre ya desvaídos. Unos amplios soportales encalados enmarcaban la entrada principal para resguardo de lluvias. Cuatro paisanas de edad indefinida salieron al encuentro del señor. Cargaron las valijas y desaparecieron como fantasmas entre el frufru de las faldas.</b></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"></span></b></span></span><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><b>Entré en el salón oscuro, guiñando los ojos, como quien despierta de un plomizo sueño de resaca.</b></span></span></p> <!--EndFragment-->Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-11771328.post-8357368506705019752011-01-21T17:34:00.000+01:002011-01-21T17:35:12.434+01:00La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 18)<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><strong>Al mes de retomar la navegación, he de confesar que odiaba con toda mi alma la carne de pingüino, el hervido de alga y el olor nauseabundo del aceite animal en los faroles. Estaba más harto, lo estábamos todos de hecho, del frío, de comer de mal rancho y de dormir poco y a destiempo, por los largos turnos que provocaban la breve tripulación.<br />Y, claro, estaba harto del mar. Sobre todo del mar. Del constante cabeceo, de la humedad en las ropas, de hacer las necesidades en un cubo, del frio en las cobijas, de la sal en los labios, del gañido de los cordajes, de la falta de espacio.<br />Por fortuna, aunque habíamos tenido algunos días de mar dura, no nos habíamos perdido de vista con el Misericordia en ningún momento y no había que lamentar nada grave, salvo una pequeña gastritis de Didi y la rotura de un tormentín. La Cazadora navegaba bien, y aunque era un barco duro de timón a decir de los que entendían, también lo era en lo demás y eso, ya nos iba más que bien a todos.<br />Habíamos pasado Punta Delgada y todos veíamos próximo el paralelo treinta y ocho. Soñábamos con mares más cálidos y con puertos cómodos, o para ser sinceros, simplemente con puertos. Los marinos contaban maravillas de los galpones de Montevideo donde se comía carne de res hasta reventar, se bebía vino español y las putas que bajaban de Porto Alegre y Sao Paulo, hacían parecer mojigatas a las de Tacará. Pero todavía quedaba algo más de medio mes para todo eso, en el mejor de los casos.<br />Arribamos la primera semana de septiembre a un puerto que se llamaba de la Laguna de los Padres. Nuestra llegada fue todo un acontecimiento en la población. En pleno invierno, dos barcos al tiempo. Nada menos.<br />Vinieron muchos indios que decían vivir en una especie de comunidad o algo así, donde todos se decían hijos de Dios y como tales se trataban de iguales, trabajaban por acuerdo y eran dueños de todo y a la vez de nada, porque todo lo tenían en común. Una ingenuidad, vamos. Un marino cojo nos dijo que venían de una reducción jesuitas abandonada, que la llamaban de "Nuestra Señora del Pilar del Volcán" muy cerca de una laguna conocida como de las Cabrillas, que los más viejos del lugar conocían como de la lobería grande. Una extravagancia, decía el hombre, pero de momento no molestaban a nadie y allí andaban. Aunque ya nos avisaba, escupiendo en el suelo en señal de inteligencia compartida, que la cosa duraría poco. El sitio prosperaba y algunos propietarios lindantes ya hablaban de que aquello siempre había sido suyo, que los indios envenenaban los pozos y otras bellaquerías parecidas.<br />Escuchando aquellas historias nos adentramos en el poblachón que no tendría más de doscientas o trescientas casas. Había muchos brasileños blancos por las calles y algún que otro preto.<br />El capitán tenía orden, al parecer, de llenar las bodegas con la carne de vaca del saladero de un tal don José Coelho. Estaríamos solo un par de noches para completar la carga y de paso hacer agua, cargar leña, vender el sobrante del aceite y comprar verduras. De carne no tendríamos problema, al parecer. Y estábamos encantados con la novedad.<br />Acompañé al capitán al que hacía más de un mes que no veía y me saludó muy amablemente, preguntando por mi salud, hasta una pequeña capilla que conocían como de la Santa Cecilia, en donde pagó media docena de velones de buena cera. No rezó demasiado, pero no parecía hombre de hacerlo habitualmente. Tú me das, yo te pago. No hablemos más. Es lo justo.<br />Caminamos de regreso al puerto, pasando por una fonda que había próxima al molino harinero que había junto a la barraca del muelle. Allí estaban bebiendo todos nuestros oficiales que no estaban de guardia. Comimos torreznos, queso de vaca y vaciamos unas jarras de un vino bastante malo, pero que nos dio lo mismo. El buen humor era común. Y no era para menos. Habían cruzado Magallanes, volvían casi todos y lo hacían con una nueva nave, suerte extraordinaria. La paga se presumía buena. Tanto era así que se permitió a la marinería que durmieran donde les pareciera oportuno por esa noche mientras estuvieran embarcados el día siguiente. Tan seguros estaban todos de que no habría deserciones.</strong></span></div>Fernando Díazhttp://www.blogger.com/profile/04776614560650281395noreply@blogger.com0