lunes, 19 de febrero de 2007

Generalidad XVIII

Habitualmente se confunde la libertad de opinar con la impunidad de hacerlo.

2 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Esta generalidad sí que está realmente generalizada, Fernando, y hay que sufrirla a diario, qué remedio.
La necesidad que la mayoría de la gente tiene de brindarnos generosamente su contrastada opinión, de que les escuchemos atentos sin esperanza de respetuosa contrapartida por parte de ellos, es mucho más que práctica habitual.
Está claro que si esperáramos a opinar hasta tener suficiente base y conocimientos sobre la multitud de temas que pueden aparecer en una conversación, todos, en mayor o menor medida, tendríamos que cerrar la boca cada dos por tres. (¡Dios, espera que me imagino por un momento tener el poder de que eso ocurriera, siento un placer cercano a la masturbación!)
De lo que más me irrita es que ir ganando en años puede suponer un empeoramiento de esa actitud, ese convencimiento de que "lo que yo opino es la verdad y lo tengo más que comprobado por lo mucho que he vivido" me exaspera, pero he llegado a la conclusión de que lo más práctico es evitar las conversaciones con determinados listillos y luchar por no contagiarse de la inercia, intentar conservar el criterio propio. Y pensar que las buenas conversaciones, equilibradas, arriesgadas y poderosas, escasean como los buenos amigos con los que disfrutarlas.

Anónimo dijo...

Mandeeee....!!!!!!!!