viernes, 15 de abril de 2011

La Dilapidada Vida de Simón Cuchito (Capítulo 23)

Mi querido Cuchito. Cuando lo pienso y trato de no hacerlo muy a menudo, parece mentira pero hace casi seis meses que tuviste que abandonar tu casa y tu familia por el desgraciado accidente de la fiesta del Sacramento.

Me alegró saber que pudiste embarcar felizmente y navegar hacia el sur. Espero que no hayas tenido demasiados contratiempos, aunque te confieso que en casa, todos estamos asustados con el paso del cabo sur en meses tan poco propicios. Pero seguro que don Juan tendrá unos marinos habilísimos y lo habréis lograreis, Dios mediante.

Mando esta carta a su poder en la esperanza que la puedas leer libre y disfrutando de su hospitalidad, que espero sepas agradecer como corresponde a tu posición y educación. No olvides que sus hijos y tú mismo sois ciertamente primos lejanos.

Por aquí las cosas no han cambiado demasiado. El viejo de los Bedia sigue jurando que te matará en cuanto te vea, aunque cada vez menos gente le presta oídos. Como siempre, nuevos problemas vienen a cubrir a los viejos y unas rebeliones que han estallado en la región de las minas acaparan toda su atención.

Tu amigo, Pedro Carmona, está haciendo todo lo que está en su mano. Imagino que, en cierta manera, se siente culpable. Está tratando que el intendente Zimmer conmute la pena de prisión en lo que trata de forzar una amnistía. Pero el juez Ulloa está haciendo todo lo posible para impedirlo. Creo que Pedro lo logrará finalmente, pero no esperes demasiada premura, ni albergues demasiadas esperanzas, por lo que pueda pasar.

Hablando de otra cosa, tu hermana, Rosita quedó muy afectada por tu desventura y aunque no hemos dejado de aconsejarla, ha decidido embarcarse en el abandono del mundo y en iniciar lo que llama su conversión y su vuelta a Dios. Ahora le ha dado por hablar de la sumisión de los indios por medio de la dispersión y de cuan necesaria son las manos que vienen en sagrada misión para aconsejarles y trazarles el camino recto. En fin, trataremos de quitarle estas ideas de su cabeza y ayudará saber que te encuentras bien.

Por cierto, tienes una línea de crédito con don Juan para lo que puedas necesitar. Cuida de organizar tu situación, pero no olvides quien eres y el decoro con el que debes vivir y que habla de todos nosotros y ante todo, de quien era tu padre.

Cuídate mucho Simón y escríbeme unas líneas, teniendo especial cuidado de no delatar tu paradero ni desvelar por completo tus intenciones. Nuestros enemigos no tienes muchos amigos, pero sí deudores y gente que les teme.

Tu madre que te quiere.

0 comentarios: