En la mayoría de las ocasiones nuestros actos se cimientan más en el temor punitivo que en la búsqueda de recompensas morales. Nos inclina pués de modo más feroz, más eficaz, la reprimenda que el premio, el temor que el amor. Así somos al parecer.
Nunca está de más recordar lo poco que de novedoso hay en este ser humano del infantil siglo veintiuno. Eso nos otorga perspectiva y serenidad, aunque es verdad que un algo de apego a la inactividad y otro algo de incredulidad. Pues bien, ya hace bastante tiempo, Hobbes sistematizó, en mi opinión magistralmente, algo que supongo que siempre se supo de modo tácito o intuitivo: Al hombre le inclinan hacia la paz el temor a la muerte, el deseo de las cosas necesarias para una vida confortable y la esperanza de obtenerlas mediante el trabajo. Un capítulo más en el sempiterno problema de la búsqueda de la felicidad.
Es curioso constatar como el propio filósofo, hastiado al parecer de puñaladas palaciegas y ya octogenario se entretuvo en escribir su autobiografía en dísticos latinos y en realizar unas traducciones de Homero al inglés que, dicen los entendidos, son magistrales. Tal vez, al final, descubriese de manera muy personal qué era lo que hacía feliz. Pero, ¿acaso la felicidad no es en su esencia algo eminentemente individual?
Nunca está de más recordar lo poco que de novedoso hay en este ser humano del infantil siglo veintiuno. Eso nos otorga perspectiva y serenidad, aunque es verdad que un algo de apego a la inactividad y otro algo de incredulidad. Pues bien, ya hace bastante tiempo, Hobbes sistematizó, en mi opinión magistralmente, algo que supongo que siempre se supo de modo tácito o intuitivo: Al hombre le inclinan hacia la paz el temor a la muerte, el deseo de las cosas necesarias para una vida confortable y la esperanza de obtenerlas mediante el trabajo. Un capítulo más en el sempiterno problema de la búsqueda de la felicidad.
Es curioso constatar como el propio filósofo, hastiado al parecer de puñaladas palaciegas y ya octogenario se entretuvo en escribir su autobiografía en dísticos latinos y en realizar unas traducciones de Homero al inglés que, dicen los entendidos, son magistrales. Tal vez, al final, descubriese de manera muy personal qué era lo que hacía feliz. Pero, ¿acaso la felicidad no es en su esencia algo eminentemente individual?
5 comentarios:
Recordar a los filósofos, sobre todo se hicieron mucho por entender al hombre y su manera de relacionarse en sociedad, siempre es interesante, y más cuando en pocas líneas está la idea resumida y escrita con precisa prosa.
Un saludo Fernando
Pues ese Hobbes será muy listo, pero yo no estoy de acuerdo con él. No sé qué tiene que ver las ganas de vivir en paz con el miedo a morir, el deseo de bienestar material y el que la única forma (legal)de conseguirlo sea currando. En todo caso todas esas circunstancias no provocan más que desazón.
La felicidad es no tener que madrugar.
Buen blog ¡Ánimo!
Maximino Vega Aguado
Interesante, el temor efectivamente subyace a nuestros actos. A muchos de ellos al menos. Que poco ha cambiado el hombre.
Salud y força desde Alacant
NO sabría definir la felicidad con acierto. ¿Encontrar lo que te satisface? No deja de ser lo que te hace feliz. Estás usando un sinónimo y ya sabemos que incluir en la definición de un término, el mismo término provoca indefiniciones.
El amigo de antes lanza su apuesta. Para él, es no madrugar. Imagino que se acabaría aburriendo, la verdad.
Un saludo
Me gusta mucho de que y como escribes..Un Saludo....
Lunaaaaa.blogia.com
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