martes, 27 de septiembre de 2005

Con un tiro en la sien

Amanece sobre las autopistas.
Soles naranjas como en San Andreas.
Resbalamos felices sobre la nieve artificial.
Rehacemos el mismo camino.
Como siempre, como cada mañana,
anudamos los lazos de nuestras corbatas,
apretamos los cuellos,
abrillantamos los gemelos,
tarareamos la tabla del siete,
hollamos las mismas huellas.

Caminamos con un tiro en la sien.

La sangre hace tiempo que no mana.
Como nuevo doctor peste enmascarado,
a fuerza de no verte, ni olerte, ni sentirte, olvidé tu presencia
y ya solo voy apretadito con los otros muertos.

Todos con el rostro borrado a balazos.
Arrastrando el frío de las ausencias y las fatigas.
Fatigas que ya ni siquiera siento a fuerza de fingirlas.

8 comentarios:

Caque dijo...

Bueno... Bueno... Tienes la chistera llenita de conejos... Menuda promiscuidad literaria ésta con la que estás terminando el verano... Ya sabes, usa preservativo...

A fuerza de fingir las fatigas ya no duelen. A fuerza de escribir tampoco.

Mundo-Zombi. Humanidad de muertos vivientes. Puede que hace miles de años, antes de la última glaciación, o antes de que la Atlántida fuese anegada, existiera una humanidad de vivos viviendo... Puede que fuera el impacto de un meteorito extraterrestre portador de un virus alienígena. A lo mejor los dioses del olimpo se cansaron de sus marionetas. Puede que que el planeta hicera un movimiento pendular que le alejara fatídicamente del sol... Quien sabe... La causa de la extinción de la humanidad de vivos viviendo no está aún definida... Únicamente ha quedado esto, lo que conocemos, lo que vemos. ¿Vivos murientes o Muertos vivientes? ¿Desafiando la medicina o afirmando la necrología? Esperemos que sólo estemos agonizando, que el encefalograma aún no sea plano, que halla una pulsación cada infinito. Por lo de mantener la esperanza, digo. No quiero saber que estoy muerto, que mi parto no fue a la vida, que nací a la muerte, que la luz al final del tunel era esto...

Y si estamos muertos... ¿Dónde vamos cuando morimos?...

¡Basta! 8:15 a.m.: al trabajo.

GVG dijo...

Es una curiosidad morbosa: ¿está basado en algún detalle en el famoso videojuego "San Andreas"? Allí se mata a mucha gente, pero tengo entendido que puedes viajar a muchos mundos distintos.

Fernando Díaz dijo...

Efectivamente en el videojuego hay unos atardeceres naranja electricos, absolutamente irreales, cálidos y frios al tiempo, que iban bien a lo que trataba de expresar.
Y hay una vida paralela a la vida real. Una realidad artificial y brillante, como el plexiglas, vamos. Que también es la idea.

Muy sagaz, Gonzalo.

Por cierto, Fernando, si consigues escribir así a las ocho de la mañana, deberías de madrugar aún más.

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

No sé que decir:

Si os contase las pesadillas de la mañana en la oficina os reiríais de mi.

Tengo el cerebelo lleno de metralla.

Os ruego, amigos, la última infusión sanguinea, una tilita, un café. Quiero irme a casa.


Pero leo, leo, leo. Gracias Fernando, gracias por madrugar y escribirnos tus palabritas.

Gracias a tu literatura-antídoto.

Anónimo dijo...

Teneis todos una visión un poco negativa de la vida. Tampoco es eso, ¿No creis?

GVG dijo...

Más que negativa podría ser:
melacólica,
romántica,
idealista,
profunda,
racional,
reflexiva,
puede ser...negativa tal como va una importante parte de los problemas.

GVG dijo...

como diría el maestro Eladio Chavarri, el Hombre Productor Consumidor, ha creado en su núcleo duro una gigantesca forma de "saborear" los valores biopsíquicos, estos valores que tienen que ver con el goce de propias experiencias como la diversión: visual, de tacto u oído, con el disfrute de nuestro ocio. Una de las mayores industrias a cuyo nacimiento estamos asistiendo con un recorrido sin límites es la del videojuego. Y tengo que decir que a mí me gustan cierta clase de ellos, ¿estaré atrapado para siempre por ese núcleo duro del Hombre Productor Consumidor?

Interesante diálogo

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

Tiene razón el comentarista anónimo: Fernando, venga tío, un poco de alegría pa'el cuerpo.