martes, 17 de enero de 2006

Generalidad VIII (El futuro)

Un viejo amigo bornea en una sola mujer a todas las mujeres que vinieron y seguro que a las que vendrán. Es probable que siga así en gozosa auto conmiseración.
Otros, menos próximos, ocultan en la imprecisa y falsa sensación de aventura que se esconde en continuos viajes organizados la insatisfacción de una vida que no se sabe definir a ciencia cierta huera, pero se intuye insulsa.
- El futuro será felizmente aséptico si logramos liberarnos de lo absoluto, de lo revelado, de lo acientífico - No estoy muy seguro de que sea cierto lo que dice el tataranieto de Carolino, aquel que manejaba hábilmente los cordeles de Sender, pero por si acaso, asiento y sorbo el descafeinado de máquina con la leche templada.
En derredor peleles absurdos, mal rellenos de mijo y cebada, ascienden muy por encima de su nivel de ineficacia. Infladas con el aliento caliente de la mentira son vidas-palafito cimentadas en el lodo de la incongruencia permanente.
Pienso con otro sorbo en el hijo de uno de mis jefes que se acostará de nuevo sin haber visto a su padre en todo el día. Pero siempre podemos comprar billetes de último minuto en Internet y huir por un ratito.
Por las mañanas bebo los cien mil millones de bacterias benéficas y escucho sin gran atención los muchos cantos revelados de la ortodoxia y sonrío frente a la inexistencia de misterios, de miedos. Al menos, ayer pude encontrar el Orfeo Negro en dvd. Y eso que no consigo encontrar el Ran.
Que dulce isla de miseria sentirse un poco superior. Podridamente solo, rodeado del olor dulzón de la muerte, pero superior. Ya llegareis, renacuajos, larvas, perseverad en el salto. Solo uno llega, mis pequeños espermas.
Nada existe fuera de las vidas-resort. Sed diferentes. Ahora lleváis Vans, Dickies, Wethepeople… Mojitos y sodomía mental. Revolucionarios con american express.
- La incertidumbre y la imprecisión como parte constitutiva de lo humano, se eliminará – Al oírlo, creo que seremos un poco más idiotas, pero menuda diferencia a la hora de dormir por las noches. Que se quite el látex.
El egoísmo nos edifica altares. Oficiantes y dioses menores. Somos y todo lo demás es en relación a nosotros. Nos seduce lo que nos engalana, lo que nos agasaja. ¡Que nos prendan incienso! ¡Que nos inmolen bueyes!.
Tras sentirnos mejor, tras la defecación pacificadora, la pedrada al hermano, la estiba al personal, la crítica hecha con incisivos.
Al fondo las seudo utopías que flotan en el viento en este principio de milenio con un vago perfume de ecología aventada con humo de canuto.
Daremos rienda al mito del monarca oculto. A cualquiera de ellos. Volveremos de las sombras, en la resurrección final, montados en nuestros caballos con las espadas muy rectas en nuestras manos. Entonces volverá la gran guerra.
Y habrá tanta sangre que los caballos mojarán sus crines en ella.

7 comentarios:

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

"... Al fondo las seudo utopías que flotan en el viento en este principio de milenio con un vago perfume de ecología aventada con humo de canuto... "

Sí señor, si señor. Somos incierta apariencia. Espantapájaros.
Excelente análisis. Me gustan tus paisajes humanos. Siento que mis sinsentidos por lo menos están fuera de mi.

Juan Carlos dijo...

Muy interesante siempre tu prosa poética, Fernando. Me ha hecho reflexionar el párrafo sobre la gente que busca en los viajes organizados arreglar no se sabe bien qué. Todos conocemos a nuestro alrededor gente así, y creo que cuanto más grande y más estresante es la ciudad más inercia de esta rara insatisfacción. A mí, como a mucha gente, me gusta viajar, pero sé cuando el deseo viene por aburrimiento, por falta de estímulos en la vida diaria. Cuando me concentro en proyectos concretos, como ahora, ese deseo pierde su poder; para respirar un poco de aire y dar un paseo no tengo que buscar un viaje de una semana para desconectar, porque quiero seguir conectado a mí mismo.

GVG dijo...

Extremadamente interesante la crítica a los que en ocasiones nos rodean. Al final todo acaba en un resumen: somos suficientemente egoístas para nunca pararnos a pensar, ¿por qué hacemos lo que hacemos y si queremos/podemos hacerlo de manera distinta? Y sobre todo está por encima de esta posible pregunta la afirmación de mil reversos de que: podemos hacer lo que queramos si nos gusta o place, ¿somos libres?
Me han gustado algunas palabras que no suelo ver escritas.

Un saludo Fernando

Anónimo dijo...

Yeaaahhhhh !!!!!

Anónimo dijo...

Creo que la literatura acual esta encerrado dentro de cuatro paredes. Su madurez se tropieza con personajes de una sociedad trillada por la politica y rutinas que no describen la verdadera realidad social, cultural y su condición de un hombre simple. Tantos escritores de oficina nunca vive la realidad que escriben, nunca se ensucian la mano con la tierra para topar nuestra ralidad. Hay que salir a la tierra para hablar de ella.
Solo se puede hablar de guerras si has vivido una, solo del amor si lo has sentido y es imposible hablar de Paris si no has vivido una temporada.
Chau.

Anónimo dijo...

Me parecen muy buenas las intervenciones que se han realizado en este blog a lo largo de los meses. P
ues, quieránlo o no, hay mucha madeja que cortar como para escribir ensayos y ensayos y estudios.
Yo la verdad, creo que en mi patria se habla, se escribe, se piensa y se vive en alvadoreño, y es rico tener esta mezcolanza en una sola matata (bolsa), donde se funden lenguas españolas, castellanas, japonesas, árabes, nahuatismos, mayances, pocomanismos, etc., y por supuesto, los neologismos salvadoreños que se han generados con el paso del tiempo, al hacer las respectivas deformaciones del idioma salvadoreño.
Pero bueno, yo no los quiero aburrir con estupideces. Solo quiero que sepan que desde acá les leemos.
Me gustaría que leyeran el cuento que continuación le postearé y luego ustedes decidan si lo podemos considerar litera
tura en castellano o en español. Es un cuento del escritor y pintor, además de metafísico, Salarrué:

Ojalá lo entiendan, y si no, disculpen mi salvadoreño.

El Cuento de Olis Olis catrín y el Cañonazo (Cuentos de Cipotes)

Puesiesque un gutute mirichenambre cornoritotingo quera un animalito con nombre centífrico y que en el monte le dicen zorrillo, por fregar, levanto la pata y ¡tas! echó un chorrito de gedentina espantis diablis, que se regó a cuatro leguas a la cuadrada y dijo riéndose con dientitos delgaditos: "¡Vaya, para quianden diciendo que la Primavera, que no sé qué, que las esencias de las jlores, y el maroma de las yerbas quembalsaman la natura!" Y tiró tierra paratrás con las uñas y siguió caminando contento. Y era bien bonito el infeliz, con pelitos de blancura, catrincito, que quién hubiera dicho que les saliera aqueya chabacanada de tufo. Y un tecolote que ya se estaba desmayando lo vio pasar y se tapó las narices. Y el teco le dijo hablando ñango: "¡A la puerca con las niñas bien vestidas de la jijelife! Que no les da pena, ¡ufa!" Y todo totoreco salió volando. Y el zorrillo sólo se paró y se rascó un sobaquito y se sonriyó con dientes delgaditos y siguió caminando. Y pasó por un zopiletero questaba cabeciando y diciendo "¡Qué güele, qué güele!" "¿Qué les gusta mi olor?, les preguntó. Y un zope bajito hizo así con el dedo gordo y le dijo: "¡Miolor, miolor...; qué pretencioso el cipotío; ese olor lo tiran los ángeles de la putrufacción para quedar bien con nosotros!" Entonces el zorrillo jué pensativo de la nuca y dijo: "¡A la chucha, asaber si soy ángel y no sabía!" Y yegó onde estaba un torogós echadito en su nidito quera bien chiquitito y le dijo el zorriyo. "Torogós que te ponés el sombrero al contrario, porque en vez den la cabeza te lo ponés en el chunchucuyo, ¿soy un ángel de la putrufacción o no?" Y el torogós le dijo: "¡Te vuá contestar, pero mucho jiede: no sos ángel de nadita!" "Por qué" le dijo el zorriyo ya bravo. "Porque no tenés tirantes", le dijo el torogós. Pero como había tragado mucho tufo al hablar se desmayó. Y el zorriyo dijo "!Buenostá, y ya me voy a verme en un espejo, a ver si es cierto ques verdá"!. Y se jué y yegó a un pozo profundis de, y profundis y se inclinó para mirar y ¡ayá bien abajo! Vio un colón de cielo y en el centro la carita diun animar y dijo: "Ayá está un pobre ratón mirando pararriba a ver quien lo saca parir a comer, pero yo no lo saco". Y miró otragüelta y dijo: "¡Ratón, ratón! ¿soy ángel o no?" Y como había eco chueco, le contestó: "¡Oh no!... "¿Por qué?" le gritó el zorrillo tonto: "Qué" le contesto el echo chueco. "¿Qué por qué no?" le volvió a preguntar el zorrillo. "¡Porque no!" le contestó el pozo. Entonces ya jurioso el zorriyo le tiraba unas piegradas y siasomaba y siempre miraba la carita y dijo "Este animalito no se muere nunca, lo guá chorriar" y se sentó en el borde y ¡chuí! Se mió en el pozo y el pozo no aguantó y dijo con su eco chueco: "¡Ufa!"... Y pegó un destornudo macanudo y se paso yevando al zorriyo que voló por los aigres, los vientos y las nubes hasta que pegó en la mera luna llena y despertó asustado onde estaba durmiendo y se restregó las pizuñas con las pestañas y dijo: "¡Qué giede por aquí!" y siacabuche.

Caque dijo...

Paroxismo del rubor... Sin lugar a dudas: paroxismo del rubor.