sábado, 1 de septiembre de 2007

Generalidad XXVI (Muerte de Umbral)

En los últimos días se nos han muerto en nuestras Españas el joven futbolista, uno de los últimos bon vivants españoles (nos quedan todavía los bigotones zapatistas de Jaime de Mora), la gran artriz de teatro que vivía en su vejez (muy bien, eso sí) de las teleseries y el gran escritor transfigurado de columnista.
Al margen de la muy jugosa reflexión que pueda dar las muy diferentes coberturas que han prestado los medios a cada una de ellas; quiero ahora usar el extracto que me vino a las mientes de una famosa carta abierta que escribió nuestro último literato nobel al escritor, en la que habla de un tema que siempre preocupa a los que divagamos por la senda confesional de esto de escribir. Vamos sin mas:
"Querido Paco:
Una vez, hace ya algunos años, incluso más de los precisos, cuando tú eras aún un mozo y yo ya había dejado la mocedad muy a la espalda, te dije que a mi saber y entender, incluso desleal lo primero que lo que necesitaba un escritor para serlo de modo que mereciera la pena, no estreñida y obedientemente, era tener voz y voluntad propias, poco importa si poderosas y arrolladoras o tenues y lánguidas pero propias, inequívocamente personales y propias. El más grande poeta español del siglo XIX, Bécquer, tañía un laúd de una sola cuerda, ¡pero qué sonidos le sacaba! En el extremo opuesto, los dos solemnes poetas metafísicos de aquel tiempo, Campoamor y Núñez de Arce, eran dos pelmas grandilocuentes aliterarios y farragosos que no se los saltaba ni un gitano al trote.
..."
Voz propia. Inconfundible, amalgamada, semiprestada y semioriginal, pero propia, siempre en propiedad. Lo suscribo tanto que nada se me ocurre al añadido.
Vaya el breve guante como invitación a la nueva temporada.
Salud a todos.

1 comentarios:

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

Cierto, Fernando. Voz propia. Personal. Ser un propio río y un océano construido por nosotros. En marketing dicen que lo difenrente se lleva la palma... bla bla bla.

Pero un escritor no debería haber dicho la frase de de antes. Sueno a viejo.