martes, 8 de abril de 2008

Generalidad XXXIII

Cuando aparece una nueva forma de vida, generalmente más compleja, surge siempre de una forma precedente más simple. Cuando el nuevo brote es suficientemente vigoroso y viable, acaba desarrollando una identidad propia, y se desgaja del tronco del que procede.

En el plano, pues, estrictamente biológico, y con los conocimientos evolucionistas demostrados hasta la fecha, este mecanismo funciona siempre de este modo. Excepción hecha de las evoluciones provocadas por mutación, que para lo que nos ocupa, consideramos irrelevantes.

Desde la aparición de la especie humana, se produce también un proceso semejante en el plano social y cultural. Y hay siempre un detalle diferente que se mantiene como una constante: Los últimos en desgajarse entran en conflicto con aquellos de los que proceden.

Lo que caracteriza, a mi juicio, esta dinámica de desgajamientos es el enfrentamiento que se produce entre los que permanecen en el tronco y aquellos otros que forman parte del brote que se bifurca. El enfrentamiento muchas veces está directamente relacionado con motivaciones económicas, políticas o religiosas, pero en última instancia, es un conflicto entre diferentes visiones del mundo.

La confrontación, es por tanto parte esencial de la evolución social y se trata, en sentido amplio, de un conflicto cultural.

En estos conflictos, cada parte cree que lo que se le oponente es una manifestación peligrosa e incluso connotativamente malvada. Este aspecto obviamente no se producía en las escisiones biológicas o con carácter marcadamente natural, exentas de todo carácter no denotativo.

En el marco de lo social y simplificando, cada cual piensa que la cultura propia es más justa, más real y, por ende, superior y con mayor derecho a la existencia. Pero con independencia de estas consideraciones, y en equilibrio de fuerzas; en mi opinión, la cultura que permite una comunicación más eficiente y, por tanto, mejores formas de cooperación, es la que tiene más ventaja y, si está realmente resuelta a ganar, es la que suele terminar imponiéndose.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ummm...puede ser falso y haber sucedido

Anónimo dijo...

Hasta donde yo llego, que es poco, creo que biologicamente la evolución siempre es provocada por una mutación genética. El problema está en que no se sabe como la mejor adaptación al medio de los especímenes más fuertes influye a nivel molecular para cambiar la secuencia de ADN y por ende la herencia genética.

Sí que puede suceder que, el surgimiento de una especie nueva termine con su originaria, qué se lo pregunten a los Neardenthal. No obstante el único ejemplo que se me ocurre es éste, luego a lo mejor es que los depredadores insaciables somos los hombres. No obstante creo que oí que la teoría del fin de los Neardental a manos de los sapiens está discutida.

Respecto a la tentación de extrapolar lo biológico a lo social... No sé... Es difícil ver con perspectiva desde un momento determinado de la historia... Te veo muy "conflicto de civilizaciones"... No sé si siempre ha ganado la civilización aparentemente mejor. Roma cayó en manos de los bárbaros, por ejemplo (claro, que si me oye un godo calificarle como inferior seguro que me descogorcia de un hachazo). De igual manera que antes Grecia cayó en poder de Roma. El faraónico Egipto cayó bajo Roma. ¿Era mejor Egito que Roma? A lo mejor en unas facetas sí, pero en otras no. Obiamente conviene ser mejor en las facetas que te dan la victoria... Es un tema apasionante y espinoso, el que planteas... Lástima que tenga poco tiempo (toy de exámenes)

Anónimo dijo...

Por ejemplo, los Hititas no es que terminaran, pero acojonaron a los Egipcios gracias un in invento tecnológico en sus carros de combate. Gracias a no sé que rollo en las ruedas, eran lo suficientemente robustos para llevar un arquero (o algo así). Vamos, que realmente no les conquistaron porque les era más provechoso y menos gravoso un acuerdo, tras unas derrotas tremebundas, el faraón de turno tuvo que firmar una humillante "paz de Versalles". Fíjate... Una supremacía tecnológica aplicada al campo concreto de la armamentística, da la victoria de una civilización sobre otra, independientemente del arte, de las matemáticas, de la filosofía,... Da que pensar...