lunes, 16 de mayo de 2005

La dignidad

Con el rostro cubierto de musgo aparecéis ante mí
Con el cuerpo cubierto de escamas y la voz hendida.
Con las manos llenas de la savia de lodo que nos dais a beber.

Pero tal vez es lo que sembré sin darme cuenta.
O dándome cuenta, tal vez.
Es posible que sea lo justo, lo adeudado.
No me quejaré por tanto.
Callaré mientras las raíces ahondan su búsqueda.
Nada diré mientras me florecen las espinas nuevas.

5 comentarios:

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

"Nada diré mientras me florecen las espinas nuevas".

No entiendo mucho tu reflexión (será la hora), pero la siento dolida: si creo que te refieres a nuestra vida contradictoria, donde nos vemos obligados a vivir como rentadas nuestras ilusiones, y sin acusar desgastes, estoy de acuerdo. Hasta frente al mezquino que nos maniata debemos ser dignos. Hasta cuando nos pinchen las espinas que nos nacen.

Fernando Díaz dijo...

Imagino que la grandeza, o una de las muchas que tiene, los textos líricos es la ambigüedad o la multiplicidad de lecturas. En mi caso es más la constatación de que la realidad te endurece de manera suficiente y necesaria.
Es dificil supervivir en los mezquinos ambitos profesionales (que por otra parte no es más que un reflejo del alma humana catalizado y potenciado en cierto modo) y mantenerse incólume.
La verdad nos hace libres, es cierto, pero no lo es menos que nos hace peores... O a lo mejor, solo es un aspecto más del proceso de maduración y las otras consideraciones son zarandajas.

GVG dijo...

Me gusta mucho esa idea que comentas: "la constatación de que la realidad te endurece de manera suficiente y necesaria.", puede ser todo mundo para conocerse uno mismo o intentar averiguar algo más de como se quiere ser, se puede ser, te dejan ser, se es.

El paso del ciempiés dijo...

Me gusta la búsqueda, la duda al escribir, y esa especie de invocación: "con el rostro cubierto de musgo aparecéis ante mí". Me gusta la imagen de las plantas, creo en encontrar esos reflejos está la maestría del poeta.

"Nada diré mientras me florecen las espinas nuevas". Es hermoso.

Anónimo dijo...

Me gusta lo que expresas y más como lo has escrito poeticamente....Saludos...Lunaaaaa.blogia.com